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24 de septiembre de 2007

“EL PERÚ ES Y SEGUIRÁ SIENDO UN PAÍS MINERO”



El ecologista Antonio Brack sorprendió al pronunciarse a favor de la minería en la sierra de Piura. DOMINGO lo buscó para preguntarle por qué cambió de opinión tan radicalmente en menos de un año. Brack explica su posición, revela que recibe el auspicio de algunas empresas mineras (entre ellas Majaz) y asegura que en el Perú prima una cultura del conflicto.

Por Enrique Patriau

Para esta entrevista, leí declaraciones suyas de hace algunos meses. Su posición respecto a la minería, sobre Majaz, ha cambiado muchísimo.


–¿Cambiado? No, en absoluto. Otra cosa es que algunos interpreten que yo estoy a favor de la empresa. Por la internet ha circulado un texto, no sé de quién, que dice que Antonio Brack ha cambiado, que se ha convertido en el cachorro de los mineros y no sé cuánto, pero eso a mí no me interesa. Son interpretaciones y yo las respeto.

–Sobre Majaz, usted respondió en una entrevista concedida el año pasado a El Comercio: "Está en una zona delicadísima, porque es la naciente de varios ríos y puede contaminar el río Huancabamba y el Chinchipe. Pero si hay un obispo que sale y dice algo, se le llama comunista". No me va a decir que su discurso no ha variado.

–Es el mismo, igualito. El problema de Majaz es muy complejo y parte de varios puntos. Primero, de un descuido del Estado y sus instituciones. Se otorgan cuadrículas mineras en todo el país y la gente del lugar, como El Carmen de la Frontera, se enteran de que se han entregado concesiones cuando aparecen los geólogos a decirles: vamos a perforar para ver si hay material. Las personas deberían enterarse por su Estado de que se ha dado una concesión sobre el subsuelo de las tierras en donde viven.

–Es decir, el Estado se desentiende del asunto.

–Le dice a la empresa: te doy la concesión y tú arréglatelas con las comunidades. Eso es irresponsable. Antes que nada, el Estado debería prever los posibles conflictos sociales.

–Pero usted dijo en esa entrevista que Majaz iba a contaminar. Ahora afirma lo contrario.

–Majaz está ubicada en el río Blanco, a pocos metros de la frontera con Ecuador, en la quebrada Majaz. No tiene nada que ver con los páramos que son la fuente de agua de la zona. Sí, está en una zona delicada, eso es verdad, donde se han deforestado miles de hectáreas de bosque, no por las empresas mineras sino por la gente local. Y ya hay un problema grande en el río Samaniego, donde hay minería informal, que usa mercurio para separar el oro. De eso nadie habla. En todo caso, es cierto que cualquier intervención debe hacerse con sumo cuidado.

–¿Majaz va a contaminar o no?

–Yo he revisado el estudio de línea de base y el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), que todavía no ha sido presentado…

–¿Cómo lo pudo revisar si todavía no ha sido hecho público?

–Porque Majaz me lo dio para que lo lea y opine. La empresa va a usar una tecnología minera de punta. Ahí tienes el relave seco, que significa que antes de verter el relave en una zona especial, protegida y aislada, le sacarán el agua para que no haya efluentes. Ese es un punto. Segundo, para separar el cobre y el molibdeno de la roca molida emplearán un sistema de flotación en base a compuestos orgánicos biodegradables. Es decir, no van a usar mercurio, cianuro ni nada de eso.

–¿Cuándo leyó ese informe?

–Este año. Y tengo una copia en CD que reviso porque, si quiero opinar, tengo que saber. Tercero: Para transportar el material se propone un mineroducto, que es mucho más seguro que una flota de camiones. Y cuarto: el material viajará encapsulado, para evitar cualquier fuga. Que se cumplan todas estas medidas dependerá de Osinergmin, del Estado…

–¿Y usted confía en el Estado?

–Bueno, estamos mejorando a punta de golpes.

–Golpes muy duros.

–Antes de 1990 no había ninguna legislación ambiental en el Perú. Hoy tenemos leyes de cierre de minas, de responsabilidad social y ambiental, estándares internacionales. Todo es parte de un proceso.

–A pesar de ello, Majaz no parece haberse preocupado mucho por la población de la zona.

–Ojo, la empresa todavía no opera. Se encuentra en la fase de exploración y recién se va a determinar qué cantidad de mineral hay y si es rentable extraerlo. No pidamos manzanas al árbol cuando recién está creciendo.

–Pero si hasta debió pedir disculpas por su mal manejo de las relaciones comunitarias.

Y también ha ofrecido un fondo de 80 millones de dólares para las comunidades de Yanta y Segunda y Cajas, las dueñas de la tierra. Lo que pasa es que ahí existe una oposición cerrada a la minería.

–Le repito la pregunta: ¿Usted confía en el Estado peruano?

–El Estado va a funcionar en la medida que funcionen sus ciudadanos. Y además, está la prensa, las ONG especializadas…

–¿Se puede confiar en un EIA presentado por la misma empresa?

–Allí hay un punto a discutir, pero así es la ley. Lo lógico sería que, al darse una concesión minera, el Estado financie de manera parcial el estudio, que a su vez debería ser aprobado por una instancia neutral, distinta del Ministerio de Energía y Minas. Hay ajustes por hacer, desde luego.

–¿Leyó el informe del Perú Support Group? Ahí se advierte sobre la posible contaminación en Majaz. ¿Qué le parece?

–Comparto algunas posiciones. En otras, creo que falta mayor información. Yo quisiera que en ese informe se explicara el tipo de tecnología que se pretende desarrollar. El informe es interesante, pero no contiene la verdad absoluta.

–Usted también declaró en la entrevista a El Comercio: "¿Qué haría usted si en la calle donde vive aparece un día un aparato y empieza a perforar, a hacer un ruido infernal, y te dicen: somos la minera, tenemos autorización? Cualquiera salta".

–Eso es lo que le acabo de decir. Es la falla del Estado que otorga las concesiones. Si uno va a Chulucanas, encima de la ciudad hay cuadrículas mineras. ¿De quién es la responsabilidad?

–De acuerdo, ¿pero cuál es la responsabilidad de las empresas mineras?

–Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda. Podemos discutir sobre consideraciones éticas, pero si la ley no me prohíbe hacer algo, lo hago. Antes de 1990 la ley no impedía echar los relaves al río, o a las lagunas, o al mar. Eso ya cambió. ¿Por qué una empresa minera viola la ley? Porque el Estado no vigila como debe. Ese es el punto.

–Usted lleva una carrera de 45 años como ecologista, ¿y no encuentra ninguna responsabilidad en las empresas mineras?

–Hay mineras irresponsables, pero tenemos que distinguir en el Perú dos épocas: antes de 1990, cuando no había legislación ambiental, y después de 1990...

–Ahí entra Doe Run, y ya vemos lo que es La Oroya.

–Antes de Doe Run hay 85 años de Centromín, de Cerro de Pasco. Igual, Doe Run tiene algunos avances…

–Y no cumple con el PAMA en los tiempos establecidos.

–Bueno, la tarea del Estado es vigilar, ¿no?

–Cómo ha cambiado usted. Impresionante.

–No, no. Es que los peruanos tenemos que entender que el Estado es irresponsable en lo ambiental y en lo social. No niego que haya mineras irresponsables, como Casapalca. Todos recordamos el tremendo escándalo que hubo hace poco. ¿Pero por qué Casapalca puedo llegar a perpetrar todo lo que le sabemos? Porque el Estado no cumplió con su rol vigilante.

–¿Y qué le pareció la consulta en Tambogrande?

–Es un caso muy distinto al de Majaz. Implicaba un tajo abierto y la reubicación de gran parte del pueblo. Sin embargo, hoy nadie dice que en la zona miles y miles de mineros informales manejan cianuro y mercurio, sin ninguna medida de seguridad. La minería informal es un gran problema en el Perú. En Majaz ya existe, en el río Samaniego. Lo tengo grabado y fotografiado todo. Hay que saber equilibrar las cosas. Hay que ser consecuentes.

–Hablando de consecuencias, usted ha dicho que leyó el EIA sobre Majaz porque la empresa se lo solicitó…

–Sí. ¿Por qué no lo puedo leer?

–Quiero decir, ¿fue una relación contractual?

–Sí, formé un equipo de cinco especialistas y le hice un montón de observaciones para mejorarlo. Yo apuesto por una minería limpia y con responsabilidad social. La moda de ahora es estar en contra de la minería. Esa no es mi posición. El Perú fue, es y será un país minero. Decir lo contrario es una ilusión.

–Curiosa aseveración viniendo de un ecologista.

–Porque si le dijera que no a la minería, tendría que plantear una alternativa para generar 400,000 puestos de trabajo y el equivalente al 62% de nuestras divisas, sin contar el canon minero. Muchos alcaldes me dicen: no quiero minería, pero quiero mi canon. Eso es ilógico. Yo creo en el diálogo y la conciliación. El país necesita ponerse de acuerdo. Acá hay demasiada cultura del conflicto. A Majaz el gobierno llegó muy tarde, cuando la mecha había encendido y el cartucho estaba a punto de reventar. Yo hace un año exactamente hice un reportaje para la televisión de una hora sobre el caso y la conclusión era: hay que alentar una conciliación al más alto nivel para arribar a soluciones. Y no se hizo nada. El Estado no supo conciliar.

–Justo quería llegar a su programa, "La Buena Tierra". Me han dicho que recibe auspicios de empresas mineras.

–Mis programas de TV reciben auspicios de empresas mineras, ¿y? Si me dicen que eso es un error, bueno, pero no es un crimen. El Canal 7 a mí no me da plata. ¿Es un crimen recibir un auspicio de una empresa minera? No lo creo.

–¿De qué empresas recibe los auspicios?

–He hecho programas con Barrick. Usted debería saberlo como periodista, pero seguro que eso lo va a cortar.

–¿Barrick y cuál más?

–Estoy haciendo ahora tres programas (Minería y el agua, Minería y responsabilidad social y Minería y desarrollo sostenible) auspiciados por la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía.

–El programa que hizo sobre Majaz, ¿quién lo auspició?

–La empresa Majaz.

–¿Y eso no es ser juez y parte?

–No, porque si usted viera el programa sabría que me pongo en el punto medio. Entrevisto a los más acérrimos opositores y explico la propuesta de la mina. Yo no veo ningún problema ético. La República también recibe avisaje de muchas empresas, entre ellas mineras. Seamos consecuentes y no le pidamos a otro lo que uno no cumple, ¿no le parece?

–Yo no le pido nada. ¿Y de cuánto fue el auspicio de Majaz?

–De 8 mil dólares, para hacer un solo programa. Ahora usted presénteme a alguien que, por esa suma, le haga un programa de una hora.

Caminando (a tropezones) hacia una nueva minería

ImageCuando en forma desmedida se juzga, se acusa o se sentencia, algo ocurre en el otro que recibe esta palabra y acción, que le impide la aceptación voluntaria de los errores cometidos. Si el reclamo se transforma en pérdida de imparcialidad y hostilidad, el cambio no se produce y el aprendizaje cede paso a la resistencia y al contraataque, entrando a un círculo perverso en donde todos pierden.

La minería en el Perú vive este dilema, nadie quiere que ella desaparezca, pero muchas veces las críticas y los temores no son entendidos como la expresión de algo que quiere mejorar sino como ataques frontales que desean poner fin a esta actividad.

Los años de crecimiento minero nos están mostrando variados escenarios que no deberían ser vistos como amenazas, sino como oportunidades hacia el desarrollo. Ofrecemos lo que, a nuestro entender, son las nuevas condiciones para edificar un nuevo pacto social en la minería.

1. Aceptar un ‘no’ como respuesta.

Es importante reconocer que en algunas zonas y circunstancias particulares muy diversas no es posible hacer minería. Es un hecho que en los últimos años casi una decena de inversiones se han detenido, e independientemente de las razones expuestas, esta es una situación que debe asimilarse como parte de los riesgos del negocio minero.

2. A las comunidades se les consulta.

Ya sea en el cateo, en la explotación o en fases más avanzadas, toda empresa que quiera hacer una minería viable y responsable debe contar con procedimientos claros de consulta con las comunidades; ya no es suficiente como funcionó años antes, ingresar solo con la autorización del Gobierno Central.

3. Las empresas mineras son socios del desarrollo.

No pueden reemplazar el Estado ni tampoco pensar que su única responsabilidad son las comunidades ubicadas en su área de influencia directa. Ser socios del desarrollo no es financiar las obras de toda la región, sino actuar con liderazgo e iniciativa en todas las iniciativas y procesos participativos existentes.

4. Cosechando agua con las empresas mineras.

El agua es el bien más preciado de una comunidad, y las empresas pueden construir un nuevo lenguaje de entendimiento con las mismas si su presencia en sus territorios se traduce en obras que posibiliten incrementar el agua que se utiliza para la agricultura, ya sea construyendo represas, mejorando sistemas de riego, forestando, controlando con sistemas participativos el uso del agua en los procesos mineros y reciclando con las últimas tecnologías el agua que se utiliza en la concentración o la lixiviación de los minerales.

5. Una autoridad ambiental independiente que conviene a todos.

Las empresas modernas no desean una evaluación parcializada de su actividad ambiental, sino que la entidad técnica más independiente la realice para demostrar que están actuando con limpieza. De esta manera las audiencias para aprobar los estudios de impacto ambiental se transformarán en mesas técnicas donde los técnicos y autoridades locales debaten a profundidad todos los temas ambientales.

6. Planificar el territorio para abrir paso a la minería responsable.

Las empresas no deben temer a los planes de ordenamiento territorial, los inventarios de recursos hídricos, los planes de gestión del agua y la cuenca, pues estos son instrumentos para que las empresas participen y construyan con todos los actores una visión compartida.

Cada una de las recomendaciones descritas se viene cumpliendo en forma parcial pero real por muchas empresas. Las buenas prácticas existen y conviven con aquellas que no lo son. Los conflictos no son malos per se, en muchas ocasiones portan enseñanzas e indican los cambios que hay que producir. Se trata de mirar lo positivo y reconocer que es posible iniciar un camino a tropezones hacia la nueva minería.

Diario La República - Lima 24/09/2007









COMENTARIO:

Sin pretender sentar antecedente de irreverencia ante el eminente ecólogo peruano Antonio Brack, por sus últimas declaraciones en defensa de minera Majaz, quien expresa verdades a medias, intentando presentarlas como verdades completas.

Brack insiste en que no habrá contaminación, olvida que desde la exploración ya hay contaminación, se arrojan desechos químicos, plásticos, etc a las quebradas, como se ve en los videos no preparados por él; después las perforaciones diamantinas y dinamitas producen la contaminación sonora, ahuyentan a los animales, aves, reptiles, etc. En su respuesta no considera la posible destrucción del ecosistema de Río Blanco, que es estratégico, formador de aguas, origen de varios ríos. La explotación minera, al deforestar 6400 Hás, se elimina flora y fauna, se altera el Balance Hídrico existente, disminuye la emisión de O2 a la atmósfera, se pierde captura de CO2, esto es grave, por que aumenta la tendencia del Cambio Climático, hay contaminación de aguas, pérdida de importante biodiversidad que sólo existe en este Páramo. Especialistas en ecosistemas sostienen que un ecosistema del tipo Páramo tarda en formarse diez millones de años, la actividad extractiva la destruiría en quince a veinte años.

Brack, forma parte del equipo de consultores de la empresa Monterrico Metals, dueña de Majaz en sociedad con la empresa China, él declara que ayudó a elaborar el Estudio de Impacto Ambiental de Majaz, haciendo varias correcciones. Al trabajar para Monterrico Metals, por un mínimo principio de Etica Profesional debió inhibirse en dar declaraciones pretendiendo mostrarse como veedor imparcial o juez sobre: si contamina o no la actividad minera, por que no se puede ser juez y parte.

Antonio Brack destaca el empleo que genera la actividad minera, esto no es tan cierto, estudios serios realizados por el economista Humberto Campodónico concluyen que un millón de dólares invertidos en minería genera doce puestos de trabajo, la misma cantidad en agricultura genera ciento cincuenta puestos de trabajo.

Si el Dr. Brack está pagado por Monterrico Metals es correcto que defienda los intereses de la empresa que lo contrata, pero no es ético que al mismo tiempo haga de juez y parte. Al carecer sus opiniones de imparcialidad por Etica Profesional debería abstenerse en dar declaraciones pretendiendo ser vocero de la ecología.

No lo hace, la respuesta sería: "poderoso caballero es don dinero".

Fraternalmente,

Rommel Palacios M.