DE UNOS JUECES QUE TRABAJAN PARA LA MINERA
Jaime Abanto Padilla
Hualgayoc es un pueblo con tradición minera 236 años de historia minera lo convierten en uno de los pueblos mineros más antiguos del Perú y de América. Su historia estuvo marcada por siglos de emigrantes de todas partes, buscadores de oro que una vez saciado su apetito aurífero se retiraban, pocas familias se asentaron en un modo definitivo y ahí surgió su tragedia, Hualgayoc siempre fue un pueblo de gente de paso, sin identidad.
Una minera económicamente fuerte se asentó hace unos pocos años en la zona, con ella una cantidad inmensa de golondrinos se trasladó a la zona, para empezar la labor de una minería a gran escala nunca antes vista en la zona, la minera trajo consigo la posibilidad de empleo a cientos de familias que se debatían en la miseria.
Con la minera empezaron los conflictos con los campesinos, el problema de las tierras surgió como arrancado de las páginas de una novela de Ciro Alegría, Manuel Scorza o el mismo Vallejo con su célebre Tungsteno. Y el cerco inmenso de la minera fue creciendo cada día, apoderándose de tierras, manantiales, ríos y propiedades. El justiprecio es discutible, lo que sí es cierto es que Minera Gold Fields no estafó en la misma medida que sí lo hizo Yanacocha en los 90.
Hualgayoc es un pueblo pequeño, uno de los distritos de la provincia del mismo nombre, de la provincia de Hualgayoc y no de Hualgayoc-Bambarca como algunos pretenden hacer creer. Tiene 4 Juzgados de Paz no letrados, son esos jueces los que resuelven las querellas y pleitos del vecindario, los problemas de alimentos, los que hacen levantamientos de cadáveres y todo cuanto tenga que ver con el ámbito legal del distrito.
De los cuatro jueces tres trabajan en la minera o para la minera. Si bien es cierto la ley faculta a los jueces de paz no letrados a realizar otras actividades ya que no perciben una remuneración del Estado, es cierto también que los trámites que realizan en su jurisdicción no son gratuitos y cada uno establece sus tarifas según su estimación.
El hecho de trabajar para una minera en un lugar donde la empresa pretende apropiarse de todas las tierras y hasta del pueblo entero es antiético, los campesinos y comuneros tienen conflictos de tierras con la internacional y los jueces simplemente no tienen tiempo para resolver esos problemas, simplmente se niegan pretextando cualquier cosa, porque saben que ir en contra de sus patrones les significaría correr el riesgo de ser despedidos.
La minera hábilmente contrató a los jueces pata tener la justicia de su lado, para vulnerar los derechos de los pobres campesinos que apenas tienen parcelas de terreno que son todo su tesoro y su mundo, los jueces de Hualgayoc actúan con complicidad, con descaro y sin vergüenza. Solo uno de los cuatro no trabaja para esa minera poderosa.
Hace unos días se requería la presencia de un juez para levantar un cadáver, los jueces simplemente tenían que entrar puntualmente a su trabajo en la mina y desatendieron el caso.
Es inmoral que sean juez y parte, que atenten contra el derecho de los pobres campesinos, algún día serán juzgados por la historia con vergüenza y con repudio por esa actitud inmoral y rufianesca.
Diario Panorama Cajamarquino – Cajamarca 01/12/2007
Jaime Abanto Padilla
Hualgayoc es un pueblo con tradición minera 236 años de historia minera lo convierten en uno de los pueblos mineros más antiguos del Perú y de América. Su historia estuvo marcada por siglos de emigrantes de todas partes, buscadores de oro que una vez saciado su apetito aurífero se retiraban, pocas familias se asentaron en un modo definitivo y ahí surgió su tragedia, Hualgayoc siempre fue un pueblo de gente de paso, sin identidad.
Una minera económicamente fuerte se asentó hace unos pocos años en la zona, con ella una cantidad inmensa de golondrinos se trasladó a la zona, para empezar la labor de una minería a gran escala nunca antes vista en la zona, la minera trajo consigo la posibilidad de empleo a cientos de familias que se debatían en la miseria.
Con la minera empezaron los conflictos con los campesinos, el problema de las tierras surgió como arrancado de las páginas de una novela de Ciro Alegría, Manuel Scorza o el mismo Vallejo con su célebre Tungsteno. Y el cerco inmenso de la minera fue creciendo cada día, apoderándose de tierras, manantiales, ríos y propiedades. El justiprecio es discutible, lo que sí es cierto es que Minera Gold Fields no estafó en la misma medida que sí lo hizo Yanacocha en los 90.
Hualgayoc es un pueblo pequeño, uno de los distritos de la provincia del mismo nombre, de la provincia de Hualgayoc y no de Hualgayoc-Bambarca como algunos pretenden hacer creer. Tiene 4 Juzgados de Paz no letrados, son esos jueces los que resuelven las querellas y pleitos del vecindario, los problemas de alimentos, los que hacen levantamientos de cadáveres y todo cuanto tenga que ver con el ámbito legal del distrito.
De los cuatro jueces tres trabajan en la minera o para la minera. Si bien es cierto la ley faculta a los jueces de paz no letrados a realizar otras actividades ya que no perciben una remuneración del Estado, es cierto también que los trámites que realizan en su jurisdicción no son gratuitos y cada uno establece sus tarifas según su estimación.
El hecho de trabajar para una minera en un lugar donde la empresa pretende apropiarse de todas las tierras y hasta del pueblo entero es antiético, los campesinos y comuneros tienen conflictos de tierras con la internacional y los jueces simplemente no tienen tiempo para resolver esos problemas, simplmente se niegan pretextando cualquier cosa, porque saben que ir en contra de sus patrones les significaría correr el riesgo de ser despedidos.
La minera hábilmente contrató a los jueces pata tener la justicia de su lado, para vulnerar los derechos de los pobres campesinos que apenas tienen parcelas de terreno que son todo su tesoro y su mundo, los jueces de Hualgayoc actúan con complicidad, con descaro y sin vergüenza. Solo uno de los cuatro no trabaja para esa minera poderosa.
Hace unos días se requería la presencia de un juez para levantar un cadáver, los jueces simplemente tenían que entrar puntualmente a su trabajo en la mina y desatendieron el caso.
Es inmoral que sean juez y parte, que atenten contra el derecho de los pobres campesinos, algún día serán juzgados por la historia con vergüenza y con repudio por esa actitud inmoral y rufianesca.
Diario Panorama Cajamarquino – Cajamarca 01/12/2007