CONFLICTOS SOCIALES: ¿PREVENCIÓN O REPRESIÓN?
Con lo sucedido en Moquegua otra vez se puso en agenda el tema de la prevención de los conflictos. Como se recuerda, después del linchamiento del alcalde de Ilave en el 2004,
En el caso del “moqueguazo”, los desaguisados del Primer ministro, la parálisis del ministerio del Interior así como la impericia de
La proclividad fantasiosa de buscar subversivos detrás de estas manifestaciones cunde entre los sectores más cavernarios de la derecha. Si por ellos fuera, se debería haber llamado al mismísimo Ejército para restaurar el estado de derecho. Hasta -no es broma- hay quienes sospechan de los ex presos senderistas, porque dicen que la protesta de Moquegua se hizo en homenaje al 22 aniversario del motín de los penales (18 de junio de l,986). Así, creen que con información de inteligencia y con una eficiente represión de las fuerzas del orden, se debelarían los conflictos metiendo en la cárcel a un puñado de sediciosos.
El problema es otro. Tenemos un gobierno cada vez más autista ante los reclamos descentralistas, que se siente soberbio y dueño de la verdad pero no quiere comprender, que a diferencia de los dos primeros años de su anterior gestión cuando tuvo una aprobación de más del 80%, ahora, en cambio, existen vastas regiones donde tiene también más del 80%,…¡pero de desaprobación!
Diario
¡EL “SINCHI” VIVE!
¿Se acuerdan del “Sinchi”, ese torvo personaje de la novela vargasllosiana Pantaleón y las visitadoras? El “Sinchi” era el demagógico e irresponsable propietario de una radio loretana que inflama los ánimos y provoca la tragedia final con proclamas incendiarias al no poder conseguir su propósito morboso de acceder a las caricias de las “visitadoras”.
Lamentablemente, el “Sinchi” sigue vivo en nuestras provincias, sólo que mucho más politizado e irresponsable, porque si algo fluye del reciente informe que presentamos sobre el “Moqueguazo” es la tremenda fuerza que la demagogia alienta en las radios provincianas frente a sus oyentes. Aprovechando el uso masivo de este medio, el eterno malestar con Lima, alguna causa irredenta, la ignorancia y la agresividad de la masa, más ese reivindicativo sentido común izquierdizante que prevalece fuera de la capital, las radios se entronizan como referentes demagógicos y vehículos para satisfacer apetitos políticos (muchos de los presidentes regionales y alcaldes provinciales son propietarios de emisoras). Son la mejor expresión del “agiprop” (agitación y propaganda) marxista.
Las tenemos haciendo demagogia en Pisco, donde un fulano alborotó peligrosamente los ánimos con una estúpida historia sobre una supuesta jugosa indemnización en dólares que le correspondía a cada damnificado si es que el sismo alcanzaba el grado 8. Las tenemos en las radios caviares que manejan los curas rojos y las ONG y que obstaculizan la minería con historias tremebundas. Las tenemos ahora incitando a la violencia y arrinconando a
Lo que da pena es que los partidos democráticos no salen a combatir esto con las mismas armas. Ni el APRA ni el PPC poseen un sistema de radios en provincias, que no es algo utópico, pues los costos de acceso (equipos, antenas, etc.) no son tan elevados como los de incursionar en tv o diarios. Algunos grupos empresariales están intentándolo y ojalá el ejemplo se replique, porque, parafraseando a Rafael Belaunde y su “Las masas se combaten con masas”, a estas radios hay que combatirlas con radios. ¿Por qué Mulder no crea “Radio Tribuna”, Castañeda “Radio Solidaridad” o Lourdes “Radio Lulú”?
-Quien está pasando piola tras esta debacle en Moquegua es el ministro Valdivia, quien no cambió el reglamento de reparto del canon a pesar de que el pedido moqueguano era muy justo (otra cosa es la barbaridad de cerrar un puente) y de que venían haciéndoselo hace mucho tiempo.
Del Castillo habrá fallado en la negociación y Alva Castro en confiarse mucho en el general Jordán, pero creo que más culpa que ellos tiene Valdivia. La ha sacado barata.
Diario El Correo – Lima 30/06/2008