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26 de julio de 2010

ARRASAMIENTO DE RECURSOS NATURALES Y EXTERMINIO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS


“La derecha avanza -como la maleza en la selva- por las grietas que deja la izquierda en sus hermosos proyectos”. Fernando Báez

El presente artículo concentra la atención a un tema de actualidad: la invasión en nuestra Amazonía de empresas multinacionales que buscan acaparar el territorio para llevarse los recursos naturales (petróleo, gas, madera y bienes genéticos) como si fuesen mercancías, sin interesarles el arrasamiento ambiental y social que ocasiona, ni el exterminio de pueblos indígenas que van dejando a su paso.

Los pueblos amazónicos se organizan en defensa y protección de los bienes nacionales, activan un discurso que supera lo meramente ambientalista para pensar y discutir qué modelo de país quieren y articular acciones que vayan en ese sentido. Se resisten a la homogenización cultural y rechazan el engaño y colonización de sus territorios que cuidaron y protegieron hace más de 10,000 años.

Como señalara en anterior artículo: “Los pueblos indígenas son inteligentes, dignos y sensibles, reclaman que se respete el derecho a ser consultados por sus territorios, por ser diferentes y por tener un modelo de desarrollo propio que preserva la vida de todos los seres, animales y plantas” (Lema 2010).

Mantener este modelo económico es agudizar las condiciones de extinción de la vida, la escasez del agua y la contaminación de la tierra y ríos. Los indígenas proponen: “La naturaleza es vida y la vida habla, pero muchos olvidaron escucharla. Si no nos oímos entre humanos, menos aún oiremos el mensaje de los árboles, los pájaros, los animales, el agua. Quien no escucha a la vida y pisotea a la naturaleza, cultiva culturas de muerte” (Conclusiones del Encuentro de Pueblos Indígenas 2008).

En el Perú, la clase política se niega a cambiar y persiste en continuar asumiendo aquella conducta feroz con la que nos oprimió Europa. En la colonia para fortalecer la economía peninsular se llevaron barcos y barcos, atiborrados, repletos de oro y plata que extrajeron a costa del exterminio de miles y miles de hermanos indígenas. Con arcabuces, lanzas y mosquetes, los condujeron a las minas por la fuerza para estrujarles el sudor y la vida y conquistar el oro y la plata para el Rey Católico de España. A costa del tortuoso sistema colonial murieron millones y millones de indios por las guerras, enfermedades y brutales trabajos. De este modo, Europa se enriqueció y nuestros pueblos y culturas fueron exterminadas. De manera bárbara nos colonizaron y así de bárbaros, la clase política peruana se ha comportado hasta el día de hoy.

Muchas cosas han ocurrido desde el siglo XV, sin embargo, luego de dos siglos de vida Republicana, ésta conducta aún continúa vigente. Lo cierto es que a la clase política, poco o nada les importó ser socios menores del arrasamiento de los recursos naturales, del exterminio y la muerte de las poblaciones indígenas a expensas de la acumulación mundial del capital.

El gobierno de García Pérez es intransigente y persiste en oponerse a los pueblos indígenas al concebirlos como ciudadanos de segunda categoría y continuar con la entrega y la privatización de los bienes naturales no renovales, ríos, bosques, biodiversidad, y conferir permisos a las multinacionales para la construcción de proyectos que promueven el saqueo amazónico.

Estamos ante uno de lo saqueos más grandes de nuestra historia. Lo encarna las multinacionales que cuentan con el consentimiento del gobierno que respalda su accionar. Estos empresarios se regocijan con el botín de los bienes nacionales adjudicados por el modelo extractivo-exportador que solo beneficia a unos pocos, a costa de producir el exterminio de las poblaciones indígenas o mantener en la pobreza a millones de peruanos. Esto es lo que hace el Estado peruano en lugar de amparar a sus poblaciones indígenas. De esta manera, el modelo colonial del capital transnacional arroja a millones de peruanos a la miseria y amenaza a los pueblos indígenas que piensan el desarrollo del país en términos absolutamente opuestos.

¿Qué proyectos de explotación de recursos naturales en la región amazónica se vienen entregando a las multinacionales?

En el estudio “Amazonía Peruana en 2021” realizado por un equipo de estudiosos e instituciones de la sociedad civil, se denuncia que si en 2003 las petroleras hurgaban el 15% de la selva peruana en busca del petróleo, para el 2009 esta actividad revolvía el 70% de los territorios amazónicos. Los autores, además, dejan ver la existencia de numerosos proyectos – poco difundidos – de explotación de los más diversos recursos naturales en la región e infraestructura: 52 proyectos de centrales hidroeléctricas, 53 lotes petroleros, 24,818 derechos mineros, 4,486 km. de proyectos de carretera, 483,581 has de tierras destinadas a nuevas plantaciones de biocombustibles (Dourojeanni y Barandiarán, 2009).

En tanto, el destacado estudioso, Roger Rumrilll, demuestra que la Amazonía peruana ha sido convertida en un inmenso “mapa petrolero” y de otras concesiones (ver imagen), donde el 68% de la extensión de bosques amazónicos “ya está lotizada” y 4 millones de has están “en proceso de venta” para la producción de biocombustible (Rumrill 2009).

Si la Amazonía peruana se ha convertido en la gran reserva petrolera del mundo y como tal está en la mira y en la ambición de las empresas multinacionales, es deber de los peruanos, tomar conciencia de ésta fragante expoliación del territorio, a fin de detenerla. No debemos aceptar éste saqueo de la Amazonía. Este reparto de lotes petroleros adjudicados a diferentes empresas debe ser detenido, porque el gobierno lo ha hecho sin consulta y consentimiento de los pueblos indígenas, quienes en la práctica son los dueños legítimos de estos territorios, tal como lo establece el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas.

No cabe duda que esta malsana política contra la humanidad y el pueblo peruano es parte de una estrategia global de trasnacionalización de la Amazonía. Para hacerlo, las multinacionales y sus socios locales no esgrimen todo tipo de argumentos. El presidente se niega a firmar la Ley de Consulta Previa, se criminaliza y persiga a los dirigentes de la Asociación Interétnica de la Selva Peruana, se decide expulsar al religioso inglés, Paul Mc Auley por su defensa a las poblaciones indígenas. Frente a estos hechos ¿Qué podemos decir? Si, todo está dicho. Que duda cabe que hasta podrían continuar instalando bases militares- hasta ahora existen 2 usadas por tropas estadounidenses -. De este modo, tendrían el camino allanado para arrasar con todas nuestras riquezas naturales, creciendo la duda de que sean para combatir el narcotráfico y el terrorismo.

El año pasado, en París platicaba con un documentado periodista francés, quien me dijo que, en algunos círculos se decía que a finales de siglo, América Latina estará conformada por tres países: Brasil, Argentina y Chile. Todos los otros, desaparecerían.
Luego de Bagua….

Después de los sucesos de Bagua, los peruanos tenemos otra lectura del Perú, aunque para el gobierno nada haya cambiado. Es bueno recordar que en la paralización pacífica que los pueblos indígenas awajun y wampis realizaron se enfrentaron a la transnacionalización de la Amazonía, negándose aceptar las grandes inversiones en sectores extractivos porque afecta sus poblaciones y extensos territorios cuyos recursos serán incorporados a los circuitos internacionales de acumulación capitalista (Romero 2009).

Lo cierto es que si esta política no es detenida, tarde o temprano seremos cómplices de la mutación que sufra la Amazonía – antes de 10 años, muy cerca de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia- quedaremos inmóviles al verla convertida en un desecho desértico, una zona devastada por los sucesivos impactos económicos, ambientales y sociales realizados por el capitalismo salvaje. Capaz, en ese momento, nos volvamos a hacer la misma pregunta que nos acecha el alma ¿Por qué permitimos el exterminio de los pueblos indígenas peruanos y nuestras riquezas naturales? ¿Por qué ocurrió y que hicimos para que esto no ocurriera?
Moraleja:

Las elecciones presidenciales se acercan, se espera que los dirigentes indígenas sean concientes del rol que les toca asumir. Será importante recordar que los derechos indígenas solo podrán ser alcanzados por gobiernos estructurados con ideologías de izquierda y no de la derecha. Ni del centro derecha. Hay muchos intereses y mucho dinero que las transnacionales pondrán en juego para desvirtuar conciencias con tal de ganarlos y continuar con su feroz ambición. He trabajado en palacio de gobierno y los líderes y apus conocen de mi convicción, trabajo y honestidad. Lo que sí debo decir es que todo el esfuerzo fue en vano. Las trasnacionales estaban en el poder y nosotros solo fuimos tan solo una ilusión. Ningún derecho fue alcanzado y el sueño indígena que compartimos fue vilmente traicionado. Que ahora no me cuenten la misma historia. Afortunadamente, volvió Alberto Pizango Chota al Perú, el verdadero líder indígena que hace poco dijera: “Los seres humanos estamos amenazados por una catástrofe que debemos evitar y unirnos para evitar que la naturaleza no llore mas”. Sobre él recae una inmensa responsabilidad política que muchos peruanos esperan.

Referencias

- Lema Tucker, Linda (2010) “Perú: El gobierno hace imposible los derechos de los pueblos indígenas y decide expulsar el religioso Paul Mc Auley”. 7 de julio, 2010. Publicado Agencia Latinoamericana de Información, ALAI, América Latina en Movimiento http://alainet.org/active/39393〈=es

- Conclusiones del Encuentro de Pueblos Indígenas (2008). Movimiento Indígena Pachakuti y Movimiento al Socialismo (Bolivia), CONAIE (Ecuador), W’ayuu (Venezuela), CIPO (México) y organizaciones de la sociedad civil. Asturias, España. http://www.pachakuti.org/Pachakuti/Sensibilizacion/vida/vida_conclusiones.htm

- Marc Dourojeanni, Alberto Barandiarán y Diego Dourojeanni (2009) “Amazonia Peruana en 2021 Explotación de recursos naturales e infraestructura: ¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que significa para el futuro?” Lima: ProNaturaleza; SPDA; DAR; ICAA. 162 p.

- Rumrrill, Róger (2009). “Esta es una batalla de todos” (entrevista de Carlos Noriega). Diario La Primera, 25 de mayo, 2010.

- Romero Reyes, Antonio (2009) “Estado plurinacional y desarrollo autoconcentrado” ALAI, América Latina en Movimiento. http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:Jnv6f6Gjms8J:alainet.org/active/30796%26lang%3Des+romero+reyes+estado+plurinacional&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=es

Servindi-Lima 25/07/2010





LA POBREZA RETROCEDE, PERO EL HAMBRE AVANZA


- Algo anda mal con las estadísticas oficiales. Si hemos de creerles, la gente tiene más dinero, pero come menos.

Por Farid Matuk, ex jefe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)

Últimamente, el gobierno viene difundiendo estadísticas que muestran el retroceso de la pobreza en el país —pero sin hacer pública la rutina de programación—. Lo extraño del caso es que este supuesto descenso de la pobreza se produce en un año de crisis económica mundial, en el cual muchos otros países han reportado, por el contrario, un aumento en sus niveles de pobreza y, en el caso particular del Perú, una reducción del PBI per cápita.

Cabe preguntarse, entonces: ¿cómo hace el gobierno para determinar las cifras de pobreza en el país? ¿Qué metodología utiliza? La verdad, es una estafa.
“En mi opinión, la pobreza alimentaria mide mejor la pobreza y deja poco espacio para el componente «artístico», y por eso no se puede alterar; el problema es que su aplicación es más cara. La pobreza monetaria es más barata de medir, pero también es más dócil a la voluntad política”

Para emplear una analogía aritmética, es como si, para explicar los resultados de una división que se me ha encargado hacer, yo explicara el concepto de división, pero no mostrara los pasos intermedios que demuestren cómo llegué al resultado. Ese es el meollo del problema con los cálculos estadísticos actuales sobre la pobreza: la falta de transparencia sobre los «pasos intermedios» que se siguen para realizar los cálculos.

Estos pasos, básicamente, son cuatro:

• Primero: determinar la cantidad de alimentos que contiene la canasta de la línea de pobreza extrema. En 2007 (otra vez en 2008 y, nuevamente, en 2009) se cambió arbitrariamente el tamaño de la población de referencia que se utiliza como estándar para medir la pobreza monetaria (1).

Al cambiar esta referencia, se modifica la cantidad de alimentos usada para determinar la línea de pobreza extrema, y si bien es de conocimiento público qué productos componen esta canasta, nadie sabe cuál es la cantidad de cada alimento —pues eso depende, precisamente, de la población de referencia—.

Así, con esta modificación cambia toda una serie de datos que pueden alterar las cifras de pobreza en un rango de hasta 20 puntos porcentuales, dependiendo de cómo se realicen los siguientes pasos.

• Segundo: qué criterio se utiliza para obtener el precio de cada uno de los ítems de la canasta. Sencillamente, no se brinda información sobre los precios utilizados.

Cómo se determina el valor de los productos que el campesinado pobre destina al autoconsumo, o el valor de los programas sociales para los pobres urbanos, es un misterio.

• Tercero: no se indica cómo se hacen comparables —«deflatar», en jerga económica— los precios urbanos con los precios rurales. Como se sabe, cien soles no compran lo mismo en Lima que en una zona rural.

• Cuarto: ¿cómo se determina qué porcentaje del gasto total corresponde al gasto de alimentos? Ese porcentaje es crítico para transformar la línea de pobreza extrema y la línea de pobreza monetaria.
“De ser ciertas las estadísticas gubernamentales sobre la pobreza monetaria, lo que se tendría es una situación absurda, donde la gente tiene más dinero, pero come menos.”

En la actualidad, este procedimiento también está indocumentado y nadie —al menos, nadie fuera del gobierno— sabe de dónde sale.

Mientras la «pobreza monetaria» — aquella sobre la cual se basa la propaganda gubernamental— indica si se tiene o no suficiente dinero para sobrevivir, la «pobreza alimentaria» se basa en criterios biológicos y dice esencialmente si se tiene suficiente comida para sobrevivir. En mi opinión, la pobreza alimentaria mide mejor la pobreza y deja poco espacio para el componente «artístico», y por eso no se puede alterar; el problema es que su aplicación es más cara. La pobreza monetaria es más barata de medir, pero también es más dócil a la voluntad política.

Obviamente, debería existir un nivel de coincidencia entre ambas mediciones estadísticas. Pero no: mientras la pobreza monetaria bajaba, la pobreza alimentaria —medida también por el propio INEI— subía.

Así, en 2009, la pobreza alimentaria se incrementa de 38% a 42% en las zonas rurales, y de 28% a 33% en las zonas urbanas de provincia. En otras palabras: el año pasado, fuera de Lima, el hambre se incrementó en cinco puntos. Es difícil creer que estas cifran se refieran al mismo país en que, según el gobierno, «la pobreza retrocede». De ser ciertas las estadísticas gubernamentales sobre la pobreza monetaria, lo que se tendría es una situación absurda, donde la gente tiene más dinero, pero come menos.

Nota

(1) Para medir la pobreza monetaria se toma en cuenta la canasta de alimentos de una población de referencia, que es una fracción de la población total. Se obtiene el valor de esa canasta con los precios que se colocan en la línea de pobreza extrema, luego se calcula la fracción del gasto total que representa el gasto en alimentos, y así se obtiene la línea de pobreza total.

Servindi-Lima 24/07/2010