Páginas

25 de noviembre de 2014

Las Venas Abiertas de Conga por el Soc. Avelino Zamora Lingan


¡Gallito ciego tiene muy poca agua, dicen pobladores de la parte baja del jequetepeque; el río grande ha disminuido su caudal considerablemente, decimos los cajamarquinos; varios pozos de los Baños del Inca están cerrados, porque no hay agua, se lamentan muchos; mis canales y manantiales se están secando denuncian, con mucha tristeza los agricultores; no tenemos agua se quejan muchas amas de casa de las barriadas de Cajamarca; además, la poca agua que viene por nuestros caños más parece leche que agua, mientras que otros días el agua sale color de chocolate y con mucho olor a cloro, le hacen el coro otras amas de casa; llueve pero, aún así, no tenemos agua se quejan algunos. ¿Pero es que acaso no se han dado cuenta? Las “VENAS”, por donde discurre el agua hacia las lagunas, manantiales o reservorios naturales están siendo cortadas, los cerros, en silencio, ya nos están mostrando sus entrañas y los “cuerpos” de agua cada vez están más “anémicos” y apunto de fallecer. Ellos, a diario nos gritan en silencio: ¡Hagan algo! O de lo contrario morirán de sed!! Nuestro RETO es hacer caso a la naturaleza. Z. L. 

Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Titulo el presente comentario parafraseando una parte del título que lleva el famoso libro “Las Venas Abiertas de América Latina”, del escritor uruguayo Eduardo Galeano, en la medida que me voy a ocupar sobre la destrucción de los “colchones” acuíferos, que vienen haciendo las actividades mineras; hecho que no sólo se lleva a cabo en las jalcas cajachas, a través de una serie de proyectos mineros, tales como: Conga, Galeno, Golfields, Quilish, la Shacsha, Shoulliden, La Zanja, Tantahuatay, Río Tinto, etc., etc.; sino que tal ecocidio está generándose a vista y paciencia de los “padrastos de la patria” y de muchos autollamados dirigentes y a lo largo y ancho de toda nuestro minero-vilipendiado y empobrecido suelo patrio. En efecto, casi todas las expresiones, los movimientos y protestas sociales, manifiestos de los dirigentes y líderes se preocupan unilateralmente por la no destrucción o el trasvase de las “fuentes” acuíferas como lagunas, manantiales, o como lo llaman los campesinos “ojos” de agua o “puquios”. Pero, muy poco se dice o pocas son las preocupaciones sobre los llamados bofedales, “colchones” acuíferos, pantanos, ciénagas o “VENAS”, como lo llamo yo, que son los ductos o vías por las que discurren las aguas hacia las lagunas o reservorios naturales, que son fundamentales para que éstas se recarguen de manera permanente; como tampoco existe preocupación por los canales, canaletas y “venas”, que sirven para el discurrimiento acuífero hacia los ríos, quebradas, canales de riego y acequias. Las cabeceras de cuenca no solamente son lagunas y manantiales sino además son todos esos componentes que acabamos de describir.

Desde esta perspectiva, es importantísimo que la población tenga una visión integral del problema acuífero y comprender que las lagunas o fuentes de agua, son sólo una parte del sistema acuífero o parte de la totalidad acuífera, que estaría conformada por: lagunas y bofe-dales; por “venas”, por donde discurre o filtra las corrientes de agua, para la recarga de las fuentes; y también por “venas”, por donde discurre el agua de descarga, para la formación de ríos, quebradas, etc., la vegetación natural y cultivada, que contribuye a la formación de los colchones acuíferos y al mismo tiempo atrae a las lluvias; los suelos, que hacen de base o soporte para el discurrimiento del agua, etc. Todos estos componentes forman un TODO, que funcionan de forma interdependiente y se complementan entre sí. Por ejemplo, entre las lluvias y la vegetación existe una relación interdependiente y complementaria: las lluvias generan o alimentan a la vegetación y a su vez la vegetación retiene la humedad de los suelos, la cual, por el calor del sol, se evapora hacia la atmósfera y así se generan las lluvias. De allí que donde existe abundante vegetación es probable que existan abundantes lluvias y viceversa.

Ahora bien. La acción del homo economicus, es decir, del hombre que ha limitado su existencia a la acumulación de riqueza monetaria difícilmente puede respetar a ese Todo acuífero, más aún si su Ser está dominado por el pensamiento o cultura occidental, desde la cual se percibe que el único ser vivo es el Hombre mientras que la naturaleza y sus principales componentes AGUA-SUELO-PLANTA son sólo objetos o recursos, a los cuales hay que explotarlos y sobre explotarlos en “beneficio” de la sociedad, hoy lo llaman en beneficio del “desarrollo”. Sin embargo, en la práctica, ese beneficio o ese desarrollo sólo se limita a pequeños grupos de poder económico, llamadas multinacionales y transnacionales, mientras que los pueblos o las grandes mayorías más que beneficiarios de la explotación de esos recursos, son afectados, vía contaminación, destrucción de los acuíferos, despojados de sus tierras, trastocados en su identidad y cultura, y semi-colonizados. En cambio, la cultura andina si que respetaba a la naturaleza, convivía armónicamente con ella, aprovechaba los recursos naturales pero de manera inteligente y racional, bajo un criterio sostenible. Es más, para el hombre andino, la tierra y los cerros también tenían vida, al igual que él; por ello no era extraño que hablara con éstos, realizara ritos ceremoniales y grandes festividades en torno a lo que ellos llamaban la pachamama y los apus, en la creencia de obtener más y mejores cosechas. En este sentido la cultura andina era agro-céntrica, porque todo su modus operandi o accionar social se centraba o giraba en torno a la agricultura. Aquí la conciencia ecológica estaba garantizada.

Volviendo al tema que nos ocupa. En la población cajamarquina ya no cabe duda que la trasnacional minera nunca dejó de operar allá en Conga, pese a que en pleno conflicto anunció una supuesta suspensión de actividades. Aunque claro está que no está operando al 100 %, pero de alguna manera están cumpliendo con parte de lo planificado en su mega-proyecto; y, esa parte corresponde precisamente a la preparación previa a su ejecución, que consiste básicamente en construcción de accesos como: carreteras, trochas, instalación de tuberías, construcción de campamento, etc. Al mismo tiempo, estarían ejecutando intensos programas de SENSIBILIZACIÓN a la población del área de influencia directa, vale decir a esos 32 caseríos o comunidades asentadas al entorno inmediato de las lagunas. Tal “sensibilización” lo realizaría a través de regalos o dádivas a la población, para que ésta acepte dicho mega proyecto y otorgue la tan anhelada licencia social. No soy experto en hidrología, pero mi sentido común me dice que, aunque las lagunas, excepto Chaullagón, no están siendo tocadas directamente, el proceso de destrucción de los bofedales o de esas “venas” acuíferas, de las cuales hablábamos más arriba, cuya función es recargar las lagunas, está en marcha inexorable, puesto que las carreteras, trochas e instalación de tuberías implica roturación de suelo y con ello destrucción de bofedales. Además, la misma maquinaria pesada contribuiría a ese proceso destructivo.

¿LA CONSECUENCIA? Interrupción de escurrimiento de agua hacia las lagunas y consecuentemente disminución lenta hasta desaparición del total de agua de las lagunas. Las lagunas ¿desaparecerán? No, pero serán inservibles porque ya no contendrán agua. Si a un cuerpo humano se le corta las venas, la sangre se va hacia otro lado y el cuerpo muere. Así de simple.
Dada esta situación, la población y sobre todo los dirigentes, tanto de Celendín, Bambamarca y Cajamarca; así como la población de todo el país, tiene que asumir que es hora de afrontar retos, cual es el de no permitir de ahora en adelante que no toquen ninguna laguna o manantial; pero lo mas importante, que no toquen ni un centímetro de bofedal o colchón acuífero. ¡Ni siquiera una piedra!!; es decir no más “cortes de venas”, si es que no quiere ver a sus lagunas secarse lentamente. Esto demanda, obviamente, tener una visión integral del problema, ver al TODO y no sólo a parte de ese todo. Ver el bosque y no sólo el árbol y verlo hoy, porque mañana ya puede ser demasiado tarde.
Escrito: 14 de noviembre del 2014