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17 de diciembre de 2014

Máxima Acuña Chaupe: “Decidan lo que decidan las autoridades, yo no voy abandonar mi tierra”

Por: 
Gloria Alvitres, KLima Reporteros
Máxima, con su metro cincuenta, es la mujer más grande de Cajamarca. No aprendió a leer ni a escribir y ha pasado buena parte de su vida en el campo, tejiendo carteras coloridas que luego vendía en el mercado.  En el 2011, a Máxima le dijeron que sus 25 hectáreas no eran suyas, que le pertenecían a la empresa Minera Yanacocha, que había comprado todos los terrenos alrededor, pues se proponía realizar un megaproyecto para extraer oro de esas tierras.



Así fue agredida Máxima Chaupe por la policía de Minera Yanacocha.
Desde entonces,  Máxima ha enfrentado un juicio que ha perdido, ha sido multada y condenada a prisión suspendida  de ocho años, y acusada de usurpación de tierras. Ella no se ha detenido, no está dispuesta a perder su terreno y se ha convertido en lideresa, en el símbolo de la resistencia al proyecto minero Conga. Ella no quiere desarrollo, progreso, como le prometen, quiere tranquilidad.
Llegó a Lima para formar participar de La Cumbre de los Pueblos. La encontramos paseando –con su tradicional sobrero-  por el parque Castilla, con su nuera.  Estaba cargando un macetero con  flores lilas, un regalo de los activistas ecuatorianos.  Regresa a Cajamarca porque este 17 de diciembre se leerá la sentencia final sobre su caso.
Máxima, cuéntanos, dónde naciste
Yo he nacido en Sorochuco, Cajamarca. Allí he crecido y vivido toda mi vida. En Tragadero Grande tengo mi propiedad desde 1994. En esa fecha, un tío de mi esposo nos vendió el terreno.
¿Qué produces en ese terreno?
Produzco papa, yuca, papa, trigo, heno, avena. El resto es para pastoreo de ganado seco. Pasteamos ovejas, vacas.
¿Tienes vacas?
Tenía, ahora no ya no, porque desde que se inició el problema con Yanacocha, mi vida ha sido terrible. Desde que ocurrió el desalojo, me he quedado sin nada. Tengo que pagar por trámites, pasajes, inspecciones fiscales. Somos ocho personas en mi casa y vivimos con 800 soles mensuales, a veces con menos.
Tu casa está en el centro del proyecto minero Conga…
Sí, porque todos los colindantes han vendido. No sé cómo habrán hecho, no estaba al tanto. Yo compré mi terreno con la esperanza de que iba a pasar todos los días de mi vida allí. Para poder sostenerme con mis hijos y mi familia. Además, yo he nacido en el campo, y en la ciudad, en otro lado, no me puedo acostumbrar.
¿Por qué Yanacocha reclama tu terreno como suyo?
Lo que pasó fue lo siguiente. Mi suegro  estaba construyendo su casa y su hijo sufrió un accidente. Lo llevaron al hospital y su padre estaba desesperado. Los ingenieros  (de la minera) lo ubicaron y le dieron diez mil soles a cambio de su terreno. Entonces, el señor, por su desesperación, recibió el dinero sin consultar con su esposa ni con sus hijos. Luego, la mina ha sacado un comunicado donde dice que el señor Samuel, después de vender el terreno,  nos heredó  la tierra. Pero eso es falso.  Yo ya lo he desmentido con mis documentos. Lo que vendió estaba al costado de mi terreno. Está claro en  mis documentos, sino que Yanacocha está tratando de confundirnos.
¿Cómo comenzó el conflicto?
En el 2011 intentaron hacer una trocha por mi terreno. Fue entonces que denuncié a la empresa, pero esa denuncia fue archivada por la fiscalía de Celendín. Luego, el 8 de agosto del 2011, ocurre el desalojo.  Nos pegan, nos maltratan.
¿Como fue el desalojo?
El juez ordenó el desalojo. En mi casa estaba toda la familia. Entró la policía, nos golpearon a todos. Entre tres policías, me cogieron y me agarraron a palazos, en el suelo me quedé tendida. A mi hijo, que tiene 15 años, lo amenazaron con un arma. No ha quedado bien el muchacho desde ese día. A mi esposo, le quitaron el celular, le golpearon las costillas. Mi hijo, el mayor, también fue golpeado, tuvo que estar internado en el hospital.
Y después de lo que pasó has recibido amenazas…
Si, las amenazas siguen.  Desde el 2011 hasta hoy no podemos vivir bien. Ante mis propios ojos han matado a mis ovejas, han pasado con un camión disparándoles.  Yo tenía mi perro pastor, que cuidaba mi terreno, y cuando pasaban, les ladraba. Un día lo han matado al animalito. Nosotros hasta ahora estamos en ese conflicto, estamos en peligro. Siempre están con su personal rodeando el terreno, nos vigilan. Yo no puedo caminar por los terrenos del costado porque me pueden disparar.
Además, te han impuesto una reparación civil…
Sí, ha sido injusto.  Cinco mil 500 soles tengo que pagarle a la empresa minera. También tengo prisión suspendida hace dos o tres meses, pero he apelado en Cajamarca, porque el juez ordenó que abandonemos el predio. Pero yo no voy a dejarlo, porque estoy reclamando lo que me pertenece. Esta apelación es la última instancia, ya se define todo.
¿En algún momento la empresa se acercó a ti para conversar o proponerte la compra de tu terreno?
 En ningún momento nadie se ha acercado, ni de la mina ni del gobierno, para decirme nada. No me han dicho “queremos comprar o haremos traspaso”, en ningún momento.  Me he enterado de muchas cosas por los medios, mentiras sobre mi caso. Yo me indigno con los periodistas porque no publican nuestro testimonio.
Si has pasado por muchas cosas, Máxima, ¿no se te ha ocurrido irte a otra parte, dejar el terreno?
No. Para obtener el dinero para comprar ese terreno, he tenido que trabajar en casas: Lavando ropa, cocinando. Mi esposo también. No teníamos descanso. Hemos trabajado noche y día para poder comprar ese terreno y tener un lugar donde vivir, para que ahora la empresa me quite mi tierra. No, yo no voy a salir. Decidan lo que decidan las autoridades,  yo no voy dejar mi tierra.
Máxima se ha conmovido con lo último que ha dicho. La mujer de carácter que ha sido capaz de retar a la segunda productora mundial de oro y ha participado de innumerables marchas, plantones y conferencias, se ha quebrado en llanto.  “Yo le tengo cariño a mi tierra, mi laguna, mis animalitos. No me voy a ir”, dice con voz entrecortada.