Una de las peruanas más emblemáticas de la resistencia cajamarquina.
Foto: Laura Martínez Silva/Somoselmedio.org
Máxima Acuña Atalaya de Chaupe es una de las peruanas más emblemáticas de la resistencia cajamarquina, es la campesina que se ha convertido en el símbolo de la resistencia en contra del Proyecto Minero Conga, es también conocida internacionalmente en varias partes del mundo como la Dama de la Laguna Azul.
Recordemos que la propiedad de la familia Chaupe ha sido objeto de acciones y pleitos judiciales durante los años 2010-2014, tiempo en que la minera Yanacocha intentó despojarlos de su terreno. Pero gracias al gran impacto que tiene en los medios el caso Chaupe, el Poder Judicial de Cajamarca no pudo ser influenciado por intereses externos y le dio la razón legal a finales del 2014. Pero a pesar de haber ganado de manera limpia en los tribunales, actualmentees víctima de una serie de abusos e intervenciones arbitraritas en su vivienda en Celendín por parte de la policía y miembros de seguridad de la Minera Yanacocha.
Máxima Chaupe no sólo es un símbolo de lucha para las peruanas, sino que inspira a muchas mujeres del mundo a no seguir con miedo, y a dar todo por defender su agua y su tierra.
Su ejemplo ha desvanecido cualquier temor y ha animado a todos defender lo que por derecho les pertenece.
Aquí una epístola que se le envió a Cajamarca por el “Día Internacional de la Mujer”.
Lima, 8 de marzo del 2015.
Querida Máxima:
Eres de la misma tierra que vio nacer a mi mamá, eres de aquella tierra donde aún se respira fe y libertad, eres de aquella tierra donde sus hijos han empezado a nacer sin miedo y por eso me he animado a dedicarte unas líneas por ser hoy una fecha especial.
Sé que desde las alturas, desde el frío, muchas veces desde el hambre y de la injusticia pocas veces se ha reflexionado sobre la condición de nacer mujer, sé que es más importante llevar un pan a casa y cuidar de la familia que llenarse la cabeza de mil teorías; déjame decirte que eso es más valiente, eso es hacer más que decir cien discursos por la mujer, eso es educarnos a todas con el ejemplo.
Me han preguntado a qué mujeres admiro y durante mucho tiempo había dicho que a dos, una de ellas mi mamá por ser una mujer de mucha fe; y la otra, la tenía por la gran Micaela Bastidas, a ella sobre todo por su especial lealtad, porque a pesar de ser olvidada muchas veces por los tradicionales libros de historia, es un ejemplo de decisión y valentía, porque defendió hasta con su vida por tener un poco más de libertad.
Ahora Máxima, ahora ya no admiro a dos, ahora también te admiro a ti, te admiro por ser una mujer valiente, porque no sólo te enfrentas día a día contra el inclemente frio y la desafiante pobreza que aqueja a gran parte del Perú, sino porque te haces respetar, porque defiendes tu tierra y tu agua, porque has dejado de tener miedo, porque nos has enseñado que se puede vencer, aun cuando el enemigo sea monstruoso, y siento especial admiración porque me has devuelto la fe, porque con tu lucha he vuelto a creer en que la justicia es una realidad y nuestro deber es defenderla.
Hoy te he escrito querida Máxima porque hoy se conmemora el “Día internacional de la mujer”, una fecha donde se recuerda la lucha por la igualdad de la mujer a todos los niveles, tanto a nivel político, como económico y social.
Hoy se recuerdan los logros alcanzados por años de lucha de campesinas valientes como tú, obreras, empleadas, científicas, intelectuales, escritoras, artistas, políticas y de muchas grandes mujeres que dieron de su tiempo y vida para que nosotras ahora podamos tener derecho a decir y a callar, a trabajar y a estudiar, a ir y venir, de elegir y ser elegidas, y sobre todo porque cada año se logra que muchas mujeres del mundo sean dueñas de su cuerpo y especialmente de su destino.
Con tu ejemplo nos enseñas que ser mujer no sólo es dedicarse a la casa, al campo o a algo en especial, sino también, significa luchar, hoy no tenemos nada que celebrar pero si luchar por un mundo más justo y tus logros nos motivan a seguir luchando.
Gracias Máxima.
Laura Martinez Silva