Felipe Cantuarias
Mucho debate ha generado la reciente decisión del Tribunal Constitucional de declarar inconstitucional en parte la famosa “Ley de ONG”. Si bien algunos pueden criticar dicha decisión, lo cierto es que la exigencia legal no es la mejor forma para promover la transparencia de la información de las ONG.
Siguiendo lo que fue la experiencia de la iniciativa para la transparencia de las industrias extractivas impulsada por el Banco Mundial, en respuesta a la presión de diversas ONG, por medio de la cual se promovió una extensa autorregulación y cambio de actitud en el sector minero y petrolero (aunque en honor a la verdad todavía limitado), lo que se debe impulsar es una iniciativa similar para promover la autorregulación y la transparencia en la información de las ONG.
Esta iniciativa requiere de una decisión de las ONG de aceptar que, así como el mundo de los negocios exige hoy más información y transparencia de las empresas, la sociedad también espera un cambio similar de las organizaciones sin fines de lucro. Tanto las ONG como las empresas privadas requieren recuperar la confianza de la sociedad y para ello deben demostrar un cambio de actitud.
Esta iniciativa por la transparencia propugna una auto-rregulación que promueva entre las ONG el establecimiento de códigos de conducta mínimos, tales como aprobar e implementar códigos de ética, emitir reportes de gestión y publicar sus estados financieros auditados. Asimismo, tal iniciativa debería considerar el otorgar a terceros independientes la facultad de exigir el cumplimiento de esta autorregulación.
Si se quiere ir un paso más allá, hace un tiempo se discutió que inclusive las ONG que lo quisieran podrían crear un registro especial en
Así como en el sector privado la transparencia y la autorregulación son dos formas de lograr diferenciarse en un mundo cada vez más competitivo, que agregan valor al negocio al mejorar la reputación, en el caso de las ONG éste puede ser el sello distintivo que permita diferenciar a las ONG que actúan bien de las que no lo hacen, de manera de terminar con la satanización de estas entidades que son necesarias para nuestra sociedad.
La bola está en la cancha de las ONG, son a ellas a las que les corresponde dar el primer paso. La sociedad civil, todos nosotros, estaremos expectantes para saber si saben sintonizar con este requerimiento público.
Diario El Correo – Lima 10/10/2007