ELECTRIFICACIÓN, POBREZA Y MINERÍA EN CAJAMARCA
Por: María Fernández Marín
La hipótesis de que “El acceso a la electricidad o a otros usos modernos de la energía se ha convertido en una variable indispensable para el desarrollo humano”, es sostenida en la actualidad por todos los organismos internacionales de desarrollo. En el departamento de Cajamarca, el 4ª más pobre del país, según datos del INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática), 7 de cada 10 personas viven bajo el umbral de la pobreza, y 6 de ellas no tienen acceso a la electricidad. Desde este punto de vista, Cajamarca podría ser utilizada como un claro paradigma en la relación entre el acceso a la electricidad y el desarrollo.
A la hipótesis mantenida por los organismos internacionales, le apoya en el Perú la Ley de Electrificación Rural, la cual en su artículo 2, declara que “la electrificación de las zonas rurales y localidades aisladas […] contribuyen al desarrollo socioeconómico sostenible, a mejorar la calidad de vida de la población, a combatir la pobreza y desincentivar la migración del campo a la ciudad,”. Si constatamos que el 71% de la población de Cajamarca vive en zona rural y aislada, la relevancia de un plan que atienda este índice de carencias, tiene carácter de urgencia.
El gobierno nacional pretende alcanzar en el 2016, en Cajamarca, que 8 de cada 10 personas dispongan de energía en sus hogares, para lo cual
Sin duda la realización del citado plan es un avance pero ¿contribuye el mismo a la lucha contra la pobreza? ¿Responde a las necesidades energéticas de la población más vulnerable? Los siguientes datos apuntan al NO como respuesta:
En las metas que dirigen el PNER no se especifica que su centro de interés sean los proyectos de electrificación en las zonas más pobres y aisladas, mencionando únicamente el hecho de aumentar el coeficiente de electrificación de manera general.
Los componentes del marco legal que se resaltan en el PNER son “la prevención de los recursos necesarios para la operación y mantenimiento de tal manera que no afecte a la rentabilidad de las empresas concesionarias y la promoción de la inversión privada en proyectos de electrificación rural”, sin prestar atención a aquellos apartados de la ley en las que se identifica a la electrificación rural como una forma de combatir la pobreza.
Siendo la energía un bien escaso, la economía de mercado y las políticas de priorización de la inversión privada promovidas por el gobierno peruano permiten que sean los grandes sectores empresariales, tal es el caso de la minería en Cajamarca, los privilegiados en el acceso y el consumo de la energía eléctrica. Un ejemplo de ello es que mientras toda la población y la industria de la provincia de Cajamarca necesita 11 MW en hora punta, solo
Con respecto a los financiadores de los proyectos de electrificación contemplados en el PNER, destacaremos a los tres más importantes: El Fondo Nacional de Electrificación Rural (FONER) con un 12.1 % de aporte, el Banco Japonés para
Considerando a la energía un componente primordial para el desarrollo de las poblaciones, los planes de electrificación no pueden sólo promover la electrificación en base a modelos de rentabilidad económica para las empresas concesionarias, que si bien éste puede ser un componente importante para la sostenibilidad de los sistemas energéticos, excluye totalmente a la mayoría de los sectores más pobres y geográficamente alejados del país. El telón de fondo de las políticas energéticas no pueden continuar escenificando la desigual oportunidad de acceso al recurso energético, mediante condiciones que dejan fuera a muchas comunidades rurales, contribuyendo además con el endeudamiento del país hacia el exterior.
1] Página 22: Plan Nacional de electrificación rural (PNER) Periodo 2006 – 2015 http://dep.minem.gob.pe/fotos/File/PNER-2006-2015-PII-Invers-Metas.pdf[