Servindi, 19 de febrero, 2012
Los reservorios proyectados para contener el agua que se pierda a raíz de la destrucción de lagunas y bofedales en el área donde se pretende ejecutar el proyecto minero Conga, en Cajamarca, jamás cumplirán las funciones ambientales y sociales que cumplen éstas y otros componentes del ecosistema actual.
Así lo sostiene el informe titulado Con mina arriba ¿más agua abajo? La verdad sobre los reservorios de Minas Conga del magister en gestión ambiental Wilder Sánchez Sánchez, el mismo que en el 2012 publicó un estudio que analiza los motivos por los que el proyecto minero Conga es inviable.
El documento fue elaborado a partir de estudios realizados en los últimos años en torno a la viabilidad del proyecto Conga. En el mismo, el autor lamenta que ministros de Estado y medios de comunicación parcializados informen que el proyecto está paralizado y que solo se están haciendo los reservorios.
El autor empieza su análisis comparando las capacidades de las lagunas que serán drenadas para dar paso a los trabajos de explotación del mineral, son el caso de las lagunas El Perol, Chica, Azul, Mala y Chailhuagón, con la capacidad de los reservorios, descubriendo así grandes sorpresas.
Explica en este sentido que hay factores que no se han tomado en cuenta como, por ejemplo, el llamado alamacenamiento muerto, es decir, el volumen del reservorio que será ocupado por sedimentos, y las zonas adyacentes a las lagunas donde también se puedan hallar áreas de almacenamiento de líquido.
Se puede destacar así el caso de la laguna El Perol que forma parte de la cabecera de cuenca del río Chirimayo, y del reservorio del mismo nombre, el cual no contendrá el liquido que se encuentre en una zona adyacente como es la Pampa de Bofedales Perol, área de inundación permanente de una extensión de 103 hectáreas que desaparecerá el proyecto minero.
“…es muy posible que toda el agua contenida en la Pampa Perol, desde su superficie hasta los 20 m de profundidad, sea, incluso, mayor que la existente en la Laguna El Perol. ¿Cuál será, pues, el destino de este volumen hídrico? No será transferido al Reservorio Perol sino que pasará a ser parte de las aguas de uso minero-industrial”, indica el documento.
Asimismo, este reservorio no va a contener el agua que se encuentra hoy en la laguna Empedrada, la misma que será destruida por el Tajo Perol, de 224 hectáreas, por no haber sido considerada en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Conga, que elaboró Knight Piésold Consultores S.A. en el 2010.
Otro cuerpo de agua que será afectado, de acuerdo al estudio, será la Laguna Huashwas, ubicada a 300 metros del profundo tajo minero Chailhuagón. La mencionada laguna se secaría relativamente rápido debido a las fisuras que provocarían en su lecho las voladuras de ANFO usadas para abrir el tajo.
Entre las conclusiones, el autor advierte que habrá una “pérdida absoluta del recurso hídrico” en la cuenca del río Chirimayo para los usuarios aguas abajo de la zona de la laguna El Perol. A lo que se sumarían la destrucción de manantiales por la construcción del tajo y la disminución de caudales por efectos del bombeo de agua subterránea.
Por otra parte, el informe asegura que el proyecto Conga tendrá un “impacto catastrófico” en la cuenca alta del Río Jadibamba debido a las canchas de relaves de 700 hectáreas y al botadero de rocas, elementos que ocasionarían una “contaminación terrible y permanente”, agravada por las aguas ácidas provenientes del tajo.
“… la Planta de Tratamiento de Aguas Acidas y el Reservorio Inferior sólo servirán para mitigar en parte los gravísimos impactos en la calidad y cantidad del agua de la cuenca Jadibamba–La Llanga, pero jamás podrán compensarlos ni, mucho menos, revertirlos”, concluye el estudio.
Pero lo que vaya a ocurrir con la laguna El Perol y las demás que también desaparecerían es solo una parte de todo el perjuicio que provocará la minera en Cajamarca. Se debe sumar a ello el daño que se provocará en la vegetación y aquello que pueda ocurrir una vez concluida la fase de explotación.
En este sentido el estudio considera que una vez concluida la citada fase al corto o al largo plazo los reservorios, cuatro en total, en vez de constituir activos ambientales y sociales, como sostienen Yanacocha y como repiten algunos periodistas, se convertirán en pasivos ambientales y en una carga social.
Lo que queda claro del proyecto ubicado en los distritos de Huasmín y Sorochuco, en la provincia de Celendín, y La Encañada, en la provincia de Cajamarca, es que jamás se podrá reemplazar el sistema hídrico de ríos, riachuelos y manantiales asociados a las lagunas y bofedales.
Asimismo queda claro que el gobierno no está siendo claro respecto a la ejecución del proyecto ni tampoco lo está siendo en cuanto a la forma cómo se administrará el recurso hídrico.
Para acceder al documento elaborado por el experto en gestión ambiental dar clic en el siguiente enlace:
Con mina arriba ¿más agua abajo? La verdad sobre los reservorios de Minas Conga.