6 de diciembre de 2011

CONGA DESAFIA A LA CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA


Hno. Paul McAuley
Presidente de la Red Ambiental Loretana
Iquitos

Las poblaciones de Cajamarca son testigos de las ofertas de Obispos para arbitrar o propiciar el “diálogo” en la coyuntura difícil. Pero la situación crítica de esas poblaciones y del ecosistema en que viven provoca otra interrogante. ¿En esta batalla desigual – de poderes político/económicos super grandes contra poblaciones frágiles – la Iglesia puede quedarse “neutral”?

Si fuera un mundial de futbol entre España y Francia, capaz la Iglesia pudiera ofrecer arbitraje. Pero en el caso de Conga, Yanacocha, como de concesiones para agro combustibles, los equipos no son iguales. Algunos tienen el apoyo económico y político no sólo de grandes grupos de poder sino de estados superpotentes. Y esperando en la otra mitad del campo están las poblaciones indefensas, buscando asegurar las condiciones básicas para la vida.

¿Y el “arbitro” ¿En qué escuela ha sido formado? Los pobladores indefensos confían en que el árbitro eclesial defienda los principios de la FIFA (o equivalente del Magisterio de la Iglesia):
“…Se debe tener presente que separar la gestión económica, a la que correspondería únicamente producir riqueza, de la acción política, que tendría el papel de conseguir la justicia mediante la redistribución, es causa de graves desequilibrios.” (Benedicto XVI Caritas in Veritatae 36)

“El mercado único de nuestros días no elimina el papel de los estados, más bien obliga a los gobiernos a una colaboración recíproca más estrecha. La sabiduría y la prudencia aconsejan no proclamar apresuradamente la desaparición del Estado. Con relación a la solución de la crisis actual, su papel parece destinado a crecer, recuperando muchas competencias. Hay naciones donde la construcción o reconstrucción del Estado sigue siendo un elemento clave para su desarrollo.”(Benedicto XVI Caritas in Ver. 40)

“La Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer en público. Y, al hacerlo, no sólo debe defender la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a todos. Debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo. Es necesario que exista una especie de ecología del hombre bien entendida. En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana: cuando se respeta la «ecología humana» en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia.” (Benedicto XVI Car. in Ver. 51)

“El acaparamiento de los recursos, especialmente del agua, puede provocar graves conflictos entre las poblaciones afectadas. Un acuerdo pacífico sobre el uso de los recursos puede salvaguardar la naturaleza y, al mismo tiempo, el bienestar de las sociedades interesadas.” (Benedicto XVI Car. In Ver.51)

“En todo ese proceso, tiene una enorme responsabilidad el actual modelo económico que privilegia el desmedido afán por la riqueza, por encima de la vida de las personas y los pueblos y del respeto racional de la naturaleza. La devastación de nuestros bosques y de la biodiversidad mediante una actitud depredatoria y egoísta, involucra la responsabilidad moral de quienes la promueven, porque pone en peligro la vida de millones de personas y en especial el hábitat de los campesinos e indígenas, quienes son expulsados hacia las tierras de ladera y a las grandes ciudades para vivir hacinados en los cinturones de miserias.” (Obispos en Aparecida 473)

Pero entonces, formado en esa escuela…no pueden entrar en el campo de batalla como “arbitro”! Ya tienen su posición! Sí, señor. Ya tienen su posición firme (?); no pueden ser árbitros neutrales:
La Iglesia propone “buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes, y que supere la lógica utilitarista e individualista, que no somete a criterios éticos los poderes económicos y tecnológicos. Por tanto, alentar a nuestros campesinos a que se organicen de tal manera que puedan lograr su justo reclamo.” (Obispos en Aparecida 546)

“Es preciso lograr un saludable equilibrio entre progreso económico y respeto a la naturaleza. Los planes de gobierno han de tener en cuenta la ecología y el uso racional de las riquezas de nuestro país, consultando oportunamente a los pueblos y a las comunidades en cuyo territorio se dan las concesiones de tierras y las licencias de explotación de los recursos naturales.” (Carta de los Obispos Peruanos antes de las elecciones 2011)

Al otro lado del campo los once poderosos ni pierdan tiempo con las cojudeces de la FIFA. Todo se arregla fuera del campo – antes o después del partido, sin referencia a los principios. Allí se presenta una oportunidad para los putabitros que buscan la vida fácil, sin tensiones ni peleas, reconociendo quien tiene que ganar. Bendito sea Dios! El show must go on.

Y la prensa, los medios de “comunicación” – la mayoría aliados de oficio de los putarbitros – vomitan sus titulares de apoyo a los poderosos, calumniando a los perdedores de “extremistas”, o de lo que sea con el afán de enterrarlos a los débiles sin comprarse el pleito, porque sus lectores son ortodoxos, creyentes firmes del status quo.

La lección: la historia nos dice que hace 2000 años otro representante de una minoría, rebelde, irrespetuoso, anti-abusivo sembró una semilla. Fue aplastado, sacado del camino pero no vencido. Los putarbitros deben aprender la lección. A corto plazo pueden salvar sus pieles de poco valor pero la energía de la historia, de la esperanza, de la resurrección está con el equipo débil de la cancha, sin poder, sin recursos económicos.