Romina Rivera Bravo, comunicadora del Área de Integración
Solidaria de Forum Solidaridad Perú (FSP).
Millones de personas luchan en todo el mundo contra las represas, pero en el Perú la construcción de centrales hidroeléctricas está en boga: el Ministerio de Energía y Minas ha confirmado que está “estudiando el marco legal de la ley de concesiones eléctricas para impulsar la promoción de hidroeléctricas”, así como el planeamiento de la matriz energética -que se estima con un potencial total de generación de hasta setenta mil megavatios- con el objetivo promover la exportación de electricidad a países vecinos.
El río Marañón es una importantísima cuenca de la Amazonía peruana, afluente directo del Amazonas.
Recorre seis regiones en diversos pisos altitudinales, creando a su paso una gran diversidad de ecosistemas, algunos de ellos únicos en la región y el mundo.
Durante el último año del gobierno de Alan García se promulgó el Decreto Supremo 020-MEM en el que se declara de necesidad e interés público la construcción de veinte centrales hidroeléctricas en la cuenca del Marañón, teniendo como principales proyectos a Cumba (cuatrocientos megavatios), Rentema (mil quinientos megavatios), Escurrebraga (mil ochocientos megavatios) y Manseriche (cuatro mil quinientos megavatios). A éstos se le suman otros cuatro, no incluidos en el decreto, de importante magnitud: Chadín 2 (seiscientos megavatios), Marañón (noventa y seis megavatios), CH del Norte (seiscientos megavatios) y Veracruz (setecientos megavatios).
Las veinticuatro centrales hidroeléctricas que se
construirían en el Marañón tendrían una capacidad energética de hasta catorce
mil novecientos cincuenta y un megavatios; es decir, diecisiete veces más que
la de Mantaro (ochocientos cincuenta y tres megavatios), la central
hidroeléctrica más grande existente en el país.
A pesar de lo positivo que puede parecer este escenario para
la economía peruana, la verdad es que estos proyectos afectarían definitiva e
irreversiblemente a nuestra Amazonía.
Represas en el mundo
Hasta hace algunos años, las represas hidroeléctricas eran
consideradas fuentes de energía limpia y renovable. Sin embargo, tras las miles
de experiencias en todo el mundo analizadas en el informe Represas y Desarrollo
(2000) de la Comisión Mundial de Represas, podemos afirmar que esto no es
cierto.
Las represas son muros construidos para cortar el flujo de
los ríos y crear lagunas artificiales llamadas embalses. El agua de los
embalses se usa para hacer girar las aspas de las turbinas en las centrales
hidroeléctricas, generando electricidad. Para que tenga fuerza suficiente para
hacerlas girar es necesario almacenar inmensas cantidades de agua, por lo que
los embalses inundan cientos o miles de hectáreas en donde se construyen.
Energía eléctrica, ¿para qué y para quiénes?
Los verdaderos beneficiados de los proyectos hidroeléctricos
suelen ser el sector minero que demanda cada vez más energía eléctrica barata,
calculada en el Perú en tres mil setecientos sesenta y un megavatios, y las
empresas que quieren exportar energía.
Según el Acuerdo Energético Perú-Brasil, que se encuentra
aún en revisión en el Congreso peruano, el Perú tendrá que instalar un
potencial energético de hasta siete mil doscientos megavatios y asumir los
costos ambientales que esto genera. Los precios calculados para la generación eléctrica no consideran los
impactos socioambientales, por lo que es necesario generar discusión no solo
alrededor de sus impactos, sino también de temas más importantes como el modelo
de desarrollo y la sociedad que queremos.
Consecuencias irreversibles
Los ríos no son sólo corrientes de agua, sino complejos
ecosistemas que cumplen diversas funciones en la naturaleza. Su flujo
contribuye al ciclo del agua, son fuentes de vida y alimento, rutas de
transporte, reguladores de la temperatura, etc.
El río Marañón presenta entre sus diversos ecosistemas uno
especialmente particular en la región y en el mundo: el Bosque Seco del
Marañón. Este ecosistema, que se encuentra en peligro crítico, contiene además
numerosas especies endémicas, es decir, que no se encuentran en ningún otro
sitio. Esto las hace extremadamente vulnerables a los cambios.
De concretarse la construcción de centrales hidroeléctricas
en el Marañón las siguientes posibles consecuencias podrían ser irreversibles:
- Inundación. Los embases inundarían grandes áreas de terreno, arrasando con viviendas, campos de cultivo, bosques y hábitat naturales.
- Desplazamientos. Las poblaciones ribereñas, comunidades campesinas e indígenas de toda la cuenca del Marañón se verían seriamente afectadas en su cultura y lazos.
- Economía. Actividades tradicionales como la pesca y la agricultura desaparecerían puesto que los peces no podrían transportarse por el río debido a las represas, mientras que los sedimentos se empozarían.
- Contaminación. Los sedimentos, nutrientes y agua estancada de los embalses contaminarían el río, generando enormes cantidades de gases de efecto invernadero, emisiones de metano veintiuna veces más poderosas que el dióxido de carbono (CO2).
- Aumento de enfermedades. Como el dengue y la malaria, por el agua estancada en los embalses, así como la modificación de la temperatura.
- Colonización. Durante la construcción de las represas, cientos de trabajadores se asentarían en la zona, generando depredación de bosques y contaminación. De la misma manera, como ha ocurrido en diversas partes del mundo, se generarían negocios ilegales alrededor de estas zonas, como la minería ilegal, la prostitución y la trata de personas, además de incrementarse el alcoholismo.
Avances
Chadín 2 es uno de los proyectos más avanzados en su
implementación en la cuenca del Marañón. A pesar de no estar considerado dentro
del paquete del Decreto Supremo 020-2011, es uno de los proyectos de mayor
interés para el gobierno peruano, que espera la incorporación de los
seiscientos megavatios de generación eléctrica al Sistema Interconectado
Nacional (SEIN).
El último viernes, la policía al igual que a las mineras
atacó brutalmente a los propietarios de los terrenos del Marañón que no les
permitieron ingresar a la pseudo audiencia pública en Cortegana.
El último viernes, la policía al igual que a las mineras
atacó brutalmente a los propietarios de los terrenos del Marañón que no les
permitieron ingresar a la pseudo audiencia pública en Cortegana.
Uno de los heridos por las balas de la policía nacional al
servicio de las transnacionales.
Otra de las víctimas de las balas asesinas de Ollanta Humala
y las transnacionales en el distrito de Cortegana provincia de Celendín en
Cajamarca.
Las protestas en contra del proyecto Chadin 2 vienen desde
hace varios meses
Su construcción, a cargo de la empresa AC Energía
(Odebrecht), se desarrollaría entre las provincias de Luya y Chachapoyas
(departamento de Amazonas) y Celendín (departamento de Cajamarca), a un costo
total de 819 millones de dólares.
La empresa brasilera pagó 20 soles por firma a los
asistentes a la audiencia que no eran de la zona.
Sin embargo, y a pesar de la gran publicidad desplegada en
estas provincias, las organizaciones sociales de ambos departamentos han
manifestado su oposición al proyecto. En Amazonas, las organizaciones awajun
wampis han pedido el respeto a su territorio. En Cajamarca, las rondas
campesinas y pobladores de Cortegana han denunciado las malas prácticas de la
empresa en la realización de los talleres informativos: fuertes contingentes
policiales, presencia de personas extrañas a la región, chantajes y presiones
para firmar las actas de conformidad.
De construirse esta represa hidroeléctrica se inundarán tres
mil doscientas cincuenta hectáreas, afectando directamente a veintiuna
comunidades en ambos lados del río Marañón. Asimismo, arrasará con ochenta y
tres especies de flora y cientos de animales entre mamíferos, aves, insectos,
anfibios, reptiles y peces, muchos de los cuales son endémicos, como el colibrí
maravilloso o las aves del género Incaspiza.
La empresa constructora, por su parte, ha anunciado la
creación de puestos de trabajo para la construcción de la represa y programas
de capacitación para los lugareños. Pero no ha dicho que en los cinco años en
los que se prevé realizar su construcción, la cantidad de obreros no
calificados que se contratarán asciende apenas a unos seiscientos (doscientos
ochenta y ocho en el primer año y ciento ochenta y cuatro en el último),
mientras que para su operación solo se necesitarán doce. Lo mismo sucede con la
mano de obra calificada: de los mil cuarenta y dos puestos de trabajo
anunciados, el primer año se contratarán trescientos cincuenta y cuatro, el
último doscientos cuarenta y ocho, y para su funcionamiento solo se necesitarán
veinticuatro.
Resulta claro que en el caso de Chadín 2 el perjuicio es
mucho mayor que los supuestos beneficios. No obstante, sin un Estado que
asegure el cumplimiento de altos estándares ecológicos y sociales, los megaproyectos
ocasionarán daños mayores de los que podremos prever hasta el momento.
Alternativas
De acuerdo a un último estudio encomendado por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), la dotación de recursos de energía
renovable, geotérmica, eólica, solar y de biomasa disponibles en la región
pueden cubrir hasta veintidós veces la demanda energética proyectada para el
2050. Por este motivo, en el Perú urge discutir y repensar el modelo de
desarrollo que queremos y comenzar a invertir en nuevas tecnologías para la
generación eléctrica responsable con nuestra Amazonía.
Actualmente el país malgasta el cincuenta por ciento de su
energía eléctrica debido a tecnología vieja e ineficiente. Por último, debemos
desarrollar una matriz energética sostenible, en defensa de los intereses del
país y sus pueblos.