A través de un pronunciamiento, el
Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) consideró que las
recientes muertes en Cajamarca y el caso del ciudadano Gerson Falla
demuestran la “crisis moral generalizada” que se vive en las
FF.AA. y la Policía Nacional y que se manifiesta en el uso desmedido
de la fuerza, el abuso de autoridad –verbal y física- y el
encubrimiento, por parte de los superiores, de ese tipo de actos, que
recuerdan a “los peores años de la violencia política”.
A través de un comunicado, los
miembros de EPAF también exigieron que el gobierno “reconozca los
errores cometidos y los rectifique antes que se genere una situación
irremediable”.
“En reiteradas ocasiones EPAF ha
advertido sobre la crisis moral generalizada que padecen actualmente
la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, la cual se traduce en (…)
tratos crueles, inhumanos y degradantes contra la población (…)
negación de los actos de tortura o del uso indiscriminado de la
fuerza, incluso ante evidencias contundentes (…) realizando
‘investigaciones’ de parte con el único propósito de exculpar a
los efectivos presuntamente implicados en la comisión de violaciones
a los derechos humanos”, señalan.
En la página web de EPAF pueden
encontrarse unos breves análisis acerca de los tipos de heridas
halladas en las víctimas de la represión militar y policial en
Celendín, las cuales acusan el uso de armas no letales -como bombas
de gas lacrimógeno y perdigones de goma o plomo- a escasa distancia
y dirigidas al cuerpo de las personas, lo que las hace tan mortales
como las armas de fuego.
Las heridas presentadas por las
víctimas no mienten, y peor aún, evidencian que se han usado
indistintamente armas disuasivas junto con armas letales, lo que para
EPAF demuestra que no hubo un criterio unificado en las fuerzas del
orden, es decir, que para esas instituciones significaba lo mismo
‘reprimir’ que ‘exterminar’ la protesta.
EPAF también criticó la violencia
verbal ejercida por la policía durante los conflictos sociales. Como
muestra se remite al reciente arresto del dirigente Marco Arana,
durante el cual se produjo un altercado entre efectivos y pobladores
que intentaban evitar la detención, que se amparaba irregularmente
en el estado de emergencia decretado. Al reclamar a las fuerzas del
orden por la excesiva violencia –“¿por qué nos pegan?”- los
pobladores oyeron la cruda respuesta policial: “Porque son perros
pues con…*&#!!!”.
Respecto del caso Gerson Falla, el
joven muerto en una comisaría a consecuencia de los golpes que le
propinaron policías, la EPAF recuerda que “los efectivos
involucrados, e incluso oficiales superiores de la PNP, negaron
reiteradamente haber cometido cualquier clase de maltrato contra el
detenido, y que solo la acción decidida de los familiares de la
víctima y de un sector de la prensa pudo revertir la situación
mediante la presentación de evidencias irrefutables”.
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