6 de septiembre de 2006

Donde no brilla el oro

Combayo es el rostro pobre de Cajamarca. Es el eslabón perdido de la cadena de producción de riqueza de Yanacocha. Los 27 millones de soles del canon minero que ha recibido este año el distrito de La Encañada no han sido utilizados en obras para mejorar la calidad de vida de los combayinos. Las autoridades del gobierno central lo han reconocido durante su paso por Cajamarca, el domingo último. Luego de reportar en un primer informe el problema del agua que afrontan las comunidades, debido al proyecto minero de Carachugo, hoy relatamos el contraste de dos mundos: el de la riqueza y el de la pobreza.

Milagros Salazar. Enviada especial.
La plaza está vacía. Nadie se asoma por las casas aledañas. No hay perros que ladren. Solo un hombrecito de adobe colocado al centro de la plaza hace las veces de anfitrión, hasta que llega una hilera de niños para romper esta escena de abandono. Los pequeños se dirigen a la municipalidad de Combayo, donde en uno de sus ambientes funciona un programa no escolarizado. La risueña Luz Angélica, una de las pequeñas, tiene cinco años, pero su estatura es la de un niño de tres. "Es chiquitita", dice su madre, Reina Llanos Vallejos, que tiene 36 años, pero al lucir su dentadura incompleta y sus manos resecas parece de más de 40. En Combayo, los niños se demoran en crecer y las mujeres
jóvenes envejecen con rapidez. Los tiempos son otros cuando están marcados por la pobreza.

Sol y sombra
Los cinco mil pobladores de Combayo están considerados dentro del 74.2% de pobres que tiene Cajamarca, y la minera Yanacocha, su vecina, aparece como la empresa aurífera más importante de América Latina con utilidades que este año podrían superar los mil millones de dólares.
La producción anual de 3.3 millones de onzas de oro de Yanacocha descansa sobre un territorio de carencias. Combayo es solo uno de los centros poblados empobrecidos que la rodean. Sus 18 caseríos y tres anexos no tienen luz eléctrica, apenas una posta médica que atiende de 8 de la mañana a 1 de la tarde y una trocha de piedras y polvo a falta de una carretera asfaltada que permita conectar a este pueblo con la ciudad de Cajamarca. A pesar de que solo es un tramo de 20 kilómetros, la vía somete al viajero a un recorrido de dos horas. "Aquí los pobres no nos podemos enfermar después de la 1 de la tarde. Vivimos por la suerte", dice Eliseo Cercado, quien protesta por el horario restringido de la posta médica. Eliseo cuenta que la producción de leche de sus vacas se ha reducido progresivamente debido a que la escasez del agua ocasionada por la actividad minera ha afectado la calidad de los pastos. Sin embargo las utilidades de Yanacocha han crecido exponencialmente: de 693 millones de soles que registró en utilidades netas en el 2002, en lo que va del año pasó a obtener 2 mil 249 millones de soles, según Conasev. Sus ingresos han aumentado en 225%.

El bienestar que no llega
"Mi papacito sacaba 1,200 soles en la quincena, ahora yo no llego ni a la mitad", dice Eliseo, quien de 400 soles que ganaba en quince días con la venta de leche, hoy nada más puede llevarse 200 soles al bolsillo. Para los campesinos de Combayo el oro es
el agua. Sus pobladores viven fundamentalmente de la ganadería y la agricultura. La minera y las comunidades se disputan distintos recursos en un mismo territorio: agua y oro.
Un caso ilustra la disyuntiva: en el proyecto Yanacocha, el metal precioso estaba debajo de una laguna del mismo nombre. Para sacar el oro, se tuvo que acabar con esta fuente de agua. "Por eso un campesino dijo que al desaparecer la laguna, Yanacocha había matado a su mamá", recuerda el padre Marco Arana. Y la figura resulta groseramente cierta. Este año, la municipalidad distrital de La Encañada, a la que pertenece Combayo, ha recibido del gobierno central 27 millones de soles por canon minero. Ese dinero tendría que haberse invertido en obras de infraestructura para los seis centros poblados donde existe actividad minera en La Encañada. Uno de ellos, Combayo. Sin embargo, sus pobladores no se han beneficiado hasta hoy de estos recursos. Fidel Valera, alcalde del distrito, ha preferido echarle la culpa al Sistema Nacional de

Inversión Pública
(SNIP), al que señala como el gran obstáculo con el que tropiezan sus proyectos. Pero esto es una verdad maquillada porque solo las propuestas que superan los 4 ó 6 millones de soles pasan por el SNIP. Valera ha pagado en público el costo de su incompetencia. El domingo, durante la instalación de la mesa de diálogo para tratar el conflicto de Combayo, los pobladores lo arrinconaron con silbidos y gritos. No le creyeron lo del SNIP. Para muchos fue una revelación que existiera dinero en el banco para los combayinos.
Ante las críticas, el cuestionado Valera dijo que precisamente esta semana llegaría la luz para Combayo. Aseguró que se ha invertido un millón y medio de soles en la red primaria de electrificación con el dinero del canon de 2005 para iluminar el corazón del centro poblado, las viviendas que rodean la plaza. Según el presidente regional de
Cajamarca, Felipe Pita Gastelumendi, su gestión ha invertido 250 mil soles adicionales para la misma obra. Pero la realidad es que las dos autoridades que ahora se muestran solícitas nunca estuvieron presentes cuando explotó el conflicto.
Yanacocha culpa al gobierno por la falta de gestión de sus autoridades locales en la inversión del canon. Sus gerentes están convencidos de que si se utilizara adecuadamente este dinero, se acabaría el descontento entre los pobladores. Se olvidan de las aguas.

Pasado de hacendados
Si uno revisa la historia de Combayo, diría que está hecha de paradojas. Este pueblo no siempre fue el mendigo sentado en un banco de oro. Hasta los años 70 fue una de las haciendas más ricas del norte: El Trébol. El amo de estos terrenos de 28 mil hectáreas era Eloy Santaolalla, un ingeniero minero que explotaba los metales en Hualgayoc, otra provincia de Cajamarca, y procesaba el oro en uno de los espacios de la hacienda que todos conocen como "La Oficina", ahora convertida en escombros junto a casitas de adobe de campesinos pobres. El Combayo de estos días tenía luz (gracias a una minihidroeléctrica), telégrafo y hasta un piano de cola. Con la reforma agraria, las tierras fueron vendidas a la familia Pajares, que perdieron parte de sus terrenos por la invasión de algunos campesinos cuando la lucha era por la tierra. Hoy el área de la plaza del pueblo, el cementerio y la iglesia están a nombre de uno de los herederos, Adolfo Pajares, para quien trabajó Isidro Llanos Chavarría, el campesino que murió el 2 de agosto durante los enfrentamientos entre los campesinos de Combayo y la minera Yanacocha. La historia de la víctima es la tercera parte de este relato.

Sospechas e indiferencia
La presencia de Yanacocha en Combayo fue sigilosa. Cuando empezó a trabajar en 1993 en el proyecto Carachugo intentó pasar inadvertida y buscó comprar las tierras de los campesinos a precio ganga. Eso funcionó para la empresa hasta que corrió la voz que debajo de los terrenos había oro puro. "No tomamos contacto con las comunidades de Combayo al inicio porque en esos años aún estaba la sombra de Sendero Luminoso. A partir de 1996 empezamos a acercarnos a los pobladores para solucionar los errores de origen", dijo el gerente de Medio Ambiente de Yanacocha, Luis Campos.
Para el padre Marco Arana, Combayo no solo pasó inadvertido para las autoridades, también para un sector de la sociedad cajamarquina. A diferencia del conflicto del Quilish, que se registró hace dos años, esta vez gran parte de los pobladores de la capital de la región fueron indiferentes a las demandas de Combayo (defensa de las aguas y promoción del desarrollo).
La razón: en el caso del Quilish, la ciudad sí sintió amenazada el agua que toman.


Mávila Llanos (la de la izquierda) y su familia en una de las tantas noches de Combayo.








En Combayo, los niños son los más afectados por la pobreza.






En la ciudad de Cajamarca.









Diario La República – Lima 06/09/2006 007iifinci.pdf

Actos involuntarios

Después de tanto tira y afloja, el aporte, de voluntario, no tiene nada. ¿qué ganaron los
mineros? aportarían S/.2.500 millones cuyo "valor social de mercado" es poco o nada. la
estabilidad social sigue sin estar garantizada. Digamos que la realidad (lo sucedido con Yanacocha) se encargó --rápidamente-- de hacerlo evidente: el aporte voluntario de las mineras no garantiza, ni mucho menos, la estabilidad social que estas están tratando de conseguir en su entorno. A pocos días del anuncio del presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, de haber conseguido que las mineras aporten S/.500 millones anuales solo durante este Gobierno, la "primicia" fue opacada y el Gobierno tuvo que interceder para desbloquear las posiciones antagónicas en torno a Yanacocha.
Visto así, la sensación es que el gremio y el Gobierno siguen sin saber cómo sacar al sector del escenario de conflictos que enfrenta. Por un lado, como algunos lo advirtieron, tras tanto tira y afloja, el aporte, de voluntario, no tiene nada. Y a pesar del desgaste que ha implicado, las propuestas para aplicar un impuesto a las sobreganancias siguen presentes en el Congreso y en el propio Ejecutivo. ¿Qué ganaron los mineros? Aportarían S/.2.500 millones cuyo "valor social de mercado" será poco o nada.
Independientemente de si el aporte es poco o mucho, primero hay que reconocer que la
minería enfrenta conflictos en varios países, pero también que ellos se agudizarán cada vez que los precios de los metales se disparen, la población crea que las empresas se la llevan fácil explotando los únicos recursos que tienen las zonas pobres y que no exista un sistema tributario justo. Así las cosas, el Gobierno y el gremio deben replantearse si, dado que el Perú será por largo tiempo un país minero, no sería más sensato contar con un sistema transparente que considere las etapas de vacas gordas y flacas. Tal vez el hecho de que los mineros no hayan hecho público el informe que sustenta su propuesta, refleje por qué este esquema les asusta tanto.
Dicho esto, también es claro que la mayoría de pedidos de las comunidades a Yanacocha, salvo los ambientales, están relacionados con la ausencia del Estado. Cabe preguntarse por qué líderes como el padre Marco Arana, conscientes de las responsabilidades que le competen a cada ámbito, no enfila sus baterías contra el gobierno regional, central o los municipios, ante su incapacidad para acompañar y aprovechar el desarrollo minero. Al no hacerlo, parece que la intención fuese utilizar cualquier pretexto para atacar la actividad minera.
Si bien en el corto o mediano plazos las mineras tendrán que asumir un papel que en teoría no les corresponde y sustituir al Estado, el objetivo debe ser que este vuelva a tomar el lugar que le corresponde. La voluntad y los gestos políticos son importantes pero no suficientes para gestionar un país. Esperemos que solo sea una manera de ganar tiempo.
Diario El Comercio – Lima 06/09/2006 007gixnibv.pdf

Reconocen la presencia del estado en conflicto entre Yanacocha y Combayo

Es fundamental para nosotros que el Estado participe en el diálogo porque siempre estuvo ausente, expresó el gerente de relaciones comunitarias, Lucio Vásquez, refiriéndose al diálogo que sostuvieron ayer en la representación de Combayo y Yanacocha. Asimismo, destacó que DIGESA haya indicado que el agua de Cajamarca está en condiciones normales, lo que da tranquilidad a la población y compromete a Yanacocha para seguir manteniendo estos estándares. Lucio Vásquez reconoció el error cometido por Yanacocha de haber trabajado “con la cúpula” dirigencial de las comunidades, por lo que aseguró que cambiarán esa forma de relacionarse trabajando con todos los caseríos y con acuerdos en asambleas y con los legítimos representantes de la comunidad.
Diario El Clarín – Cajamarca 06/09/2006 007itxixjf.jpg

Santa Cruz: Debe primar el espíritu de entendimiento

El funcionario de la empresa minera Yanacocha, Carlos santa Cruz, abogó por un espíritu de entendimiento entre las partes para volver a la armonía de siempre. Destacó en 12 años de las relaciones de la empresa con la comunidad han sido positivas e invocó avanzar en el camino para trabajar de manera conjunta, generando mayores oportunidades y promover el desarrollo de las comunidades… Es momento dijo, el funcionario que el Ministerio de Energía y Minas diga si Yanacocha contamina o no, porque hemos venido trabajando con los estándares requeridos.
Diario El Clarín – Cajamarca 06/09/2006 007lmfdvjj.pdf

Yanacocha niega que haya más conflictos

La minera de oro Yanacocha negó que existan cinco o seis conflictos pendientes con poblados de Cajamarca, tal como afirmó, el lunes, el padre de la comunidad de Combayo, Marco Arana.
Felipe Ramírez, gerente de relaciones institucionales de la empresa, señaló que la información del párroco es inexacta y que, por el contrario Yanacocha, ha instalado cinco mesas de negociación permanentes para evitar los conflictos.
"Se recogen las preocupaciones de las comunidades, que pueden involucrar no solo problemas de abastecimiento de agua sino inquietudes sobre proyectos de inversión, ejecución de obras, preocupaciones sociales, entre otros", indicó.
El padre Arana propició el acercamiento de los campesinos de Combayo con las autoridades del Gobierno luego de que la minera suspendiera sus operaciones debido al bloqueo de la carretera de acceso a sus yacimientos. Los manifestantes reclamaban puestos de trabajo y un mejor manejo ambiental y cuidado de sus fuentes de agua. El Gobierno encargará un estudio sobre los recursos hídricos de las cuencas.
Diario Perú 21-Lima 06/09/2006 007ekjsiak.pdf