3 de septiembre de 2006

El camino del río Azufre
ESPECIAL COMBAYO [I]

Por Milagros Salazar. Enviada especial.
Fotos: Percy Ramírez.

Combayo es un manojo de temores, dudas y, en algunos casos, de sospechas apocalípticas. Sus pobladores ven amenazadas sus aguas por la actividad minera de Yanacocha en el proyecto aurífero Carachugo, la primera concesión que tuvo la empresa en Cajamarca desde que inició sus operaciones en 1993. Hoy, ni bien llegue a la ciudad del oro el premier Jorge del Castillo y su comitiva (si no hay contratiempos), recibirán una agenda que coloca como primer punto de reclamos que se garantice la calidad y cantidad de las aguas que desembocan en la principal fuente de vida de los 5 mil pobladores de Combayo: el río Azufre. A dos años de los sucesos del cerro Quilish y a un mes de la muerte del campesino Isidro Llanos, La República recorrió esta microcuenca para comprobar en el campo la amenaza que advierten los informes técnicos. Esta es la primera parte de la crónica de una caminata de más de ocho horas, desde la quebrada Maqui Maqui hasta el centro poblado de Combayo.
Algunos dirían que este río nació contaminado: Azufre, así se llama. Pero sus aguas no dañan al ser humano. Todo lo contrario, “purifican” (o purificaban), dice Eliseo Cercado, un joven campesino de la comunidad El Triunfo que conoce las subidas y bajadas de las aguas de esta microcuenca, su color y sabor, las quebradas caprichosas que la custodian y alimentan, sus lagunas y pantanos anexos. Eliseo ha recorrido estos lugares a lo largo de sus 26 años de vida, el doble de tiempo de lo que Yanacocha viene operando en la zona del Carachugo. Y por eso, dice reconocer los cambios que ha producido la actividad minera en esta microcuenca de la cual dependen las 18 comunidades y tres anexos de Combayo. Describe al Azufre como un río en extinción, con aguas de “colores raros” y vaticina su inminente sequía. Vive en incertidumbre. Viene la sequíaSon las 10 y 30 de la mañana. Acabamos de llegar a una de las entradas de Maqui Maqui, otro de los proyectos de Yanacocha que ha impactado al río Azufre. Ahí se acaba la carretera y la camioneta nos deja para emprender la caminata. Frío profundo, ríos de piedras, quebradas empinadas y miedos en un territorio desconocido. Caminamos al filo de los dominios de la minera aurífera más importante de Sudamérica enclavada a más de 3 mil 500 metros sobre el nivel del mar.
A las dos horas del recorrido, Héctor Mendoza, el vicepresidente de uno de los comités de desarrollo de Combayo, muestra la primera evidencia: la quebrada Maqui Maqui completamente seca. Arriba, en la misma cabecera de la cuenca, vemos la plataforma de lixiviación (donde el cianuro aflora el metal preciado) y metros más abajo, cerca de la quebrada, la poza de solución con la mezcla de agua cianurada y oro.

“Antes había agua en esta quebrada. Ya no hay nada”, denuncia Héctor. Asegura que incluso en los días de temporada seca como ahora discurría agua por Maqui Maqui hasta llegar al río Azufre. Héctor está convencido de que al desaparecer el pantano que había al pie de lo que hoy está la plataforma de lixiviación, también se acabó con una de las fuentes de agua que alimentaba la quebrada.

Su denuncia coincide con una de las conclusiones del informe hidrológico que realizó la consultora independiente Stratus a pedido de la Mesa de Diálogo y Consenso-CAO Cajamarca, que es el ombudsman del Internacional Final Corporation (IFC), la rama financiera del Banco Mundial. “La mina ha alterado la cantidad del agua (...) En algunos lugares cerca de los límites de la mina los cambios son significativos”, dice el documento elaborado en 2003, el cual constituye una evidencia importante porque precisamente el IFC es accionista de Yanacocha.

Héctor habla de un futuro desértico y desolador: “Sin agua para qué queremos mina. Nos vamos a morir así”, dice mientras ofrece llevarnos a dos lagunas, Corazón y Patos, que, asegura, desaparecerán con la explotación de Carachugo II al que hoy se oponen los comuneros de Combayo. No solo las consecuencias de Maqui Maqui incrementan sus miedos de perder el agua, también el impacto que habría ocasionado la primera parte del Carachugo. La exploración de este proyecto comenzó en 1993 y su explotación se prolongó hasta el año 2000, según el gerente de Medio Ambiente de Yanacocha, Luis Campos.
La ampliación de Carachugo, la segunda etapa que se mantiene en suspenso por el conflicto, implica explotar el mineral a tajo abierto en la quebrada Chaquicocha, que es una de las fuentes de agua del Azufre y a la cual los campesinos quisieron proteger, atrincherándose en sus lomas el 2 de agosto, el día en que murió Isidro Llanos Chavarría como resultado del enfrentamiento entre los comuneros, la policía y el personal de seguridad de la minera. Pues ahí quisimos llegar.

El fortín del oro

12 y 30 del mediodía. Falta media hora de recorrido para llegar a Chaquicocha. De pronto aparecen los agentes de seguridad de la minera. Nos identificamos una vez más (ya lo habíamos hecho en la entrada de Maqui Maqui), y nos informan que en esta tierra del oro las lagunas Patos y Corazón “les pertenecen” a Yanacocha, porque están dentro de su propiedad. La única forma de acceder a ellas es con la venia de los dueños de la mina. A pesar de nuestra insistencia, nunca autorizaron nuestro ingreso. Obligatoriamente, tuvimos que desviarnos hacia la bocatoma del canal Azufre Atunconga que nace de la quebrada Chaquicocha.

“Ves cómo nos tratan a los campesinos, peor que a perros”, dice Héctor con la frente arrugada. Y a nosotros nos cuesta creer que el acceso a las lagunas tenga que depender de la voluntad de una empresa. Que se conviertan en parte de sus bienes como una computadora, un tractor, un carro.

Son las 3 y 30 de la tarde. Llegamos a Azufre Atunconga. En este canal, la CAO detectó la existencia de arsénico más allá de los límites permisibles en julio del año pasado como parte de sus monitoreos mensuales.
El resultado se hizo público en octubre de ese año y ahí también se señala que en la quebrada San José, afectada por un proyecto contiguo a Chaquicocha, se encontró cadmino y plomo en junio. “Se recomienda a la población tomar precaución en el consumo de agua de los diferentes puntos mencionados anteriormente por encontrarse presencia de metales totales, por ser considerados metales de riesgo para la salud (de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud)”, indica el comunicado.

Luis Campos, gerente de Medio Ambiente de Yanacocha, dijo a La República que esos hallazgos fueron una excepción. Y que para evitar la presencia de estos metales que salen a la superficie al momento de extraer el oro, la minera ha tomado medidas para aliviar el impacto como la construcción de un dique para sedimentos.

El dique trae cola
4 y 40 de la tarde. Desde arriba de una quebrada vemos el dique Azufre. “Eso está mal hecho”, dice Héctor señalando la construcción. No se equivoca. Hay evidencias que demuestran irregularidades. La Dirección Regional del Ministerio de Agricultura, mediante la resolución Nº 125-2005-GR CAJ/DRA, con fecha 15 de julio de 2005, anuló la autorización que había otorgado la Administración Técnica del Distrito de Riego (ATDRA). El director regional de este sector, Aurelio Martos, informó a La República que se tomó esa decisión a solicitud de alcalde de Combayo, Luciano Llanos, y de otros comuneros, porque se hallaron faltas graves: 1. La empresa constructora del dique no presentó estudios geotécnicos de la obra. 2. Tampoco un estudio de impacto ambiental en la zona de influencia del proyecto. 3. No se notificó a los usuarios de los canales ni de la cuenca del río Chonta, adonde pertenece el Azufre, para la inspección ocular de la obra. Solo participaron representantes de Yanacocha.

Ante el rechazo, la empresa se fue a la capital y logró la autorización de la Intendencia Nacional de Riego. Las consecuencias no tardaron. En febrero de este año, siete meses después de la enérgica resolución de la Dirección Regional del Ministerio de Agricultura, el dique colapsó. No soportó el caudal de los ríos en época de lluvias y, como saldo del accidente, varias hectáreas de cultivos de los campesinos fueron arrasados.

El director regional del Ministerio de Energía y Minas, Carlos Chonón, inspeccionó el desastre y comprobó que la empresa no había tomado las medidas de seguridad para la construcción de la primera etapa de la obra. “Debieron colocarse sensores para prevenir el incremento del caudal del río”, explicó.

Al caer la noche
Héctor y Eliseo prometen que ahora sí nos acercamos al tramo final. A Percy, mi carismático y ocurrente reportero gráfico, se le ha ido la risa. “Ánimo, ya acabamos el camino del Azufre”, le digo. “Será del azufrimiento”, replica y ahora vuelve a sonreír. En el camino, en el poblado de Bellavista Alta, la señora Reina Llanos cuenta que la producción de leche de sus ganados se ha reducido a la mitad porque los pastos se están secando y “en las mañanas el agua del canal (Azufre Ventanilla) aparece del color de la leche”.
Son las 6 y 40 de la tarde, más de ocho horas de recorrido. Y a lo lejos escuchamos la bocina de una camioneta. Habíamos llegado al pueblo con el último haz de luz. Ni bien abordamos el carro, nos desplomamos. Afuera todo es oscuridad, Combayo no tiene luz eléctrica, solo postes de exhibición que parecen estatuas. Es uno de los pueblos más pobres de una de las regiones más pobres del país que tiene un vecino como Yanacocha que este año obtendrá más de mil millones de dólares en utilidades. Pobreza y riqueza. Esa es la segunda parte de esta historia.
Llega Comisión de Alto Nivel
Hoy entre las 10 y 11 de la mañana se reúne la Mesa de Diálogo en el teatro de Cajamarca. El jefe del gabinete Jorge del Castillo, quien preside la Comisión de Alto Nivel, viajó a las 6 de la mañana. También la integran los ministros de Energía y Minas, Juan Valdivia; de Agricultura, Juan José Salazar; de Salud, Carlos Vallejos; de la Producción, Rafael Rey, y de Economía, Luis Carranza. Asimismo, representantes de la Comisión de Medio Ambiente de Inrena y de la Defensoría del Pueblo. Participan de la reunión los comuneros y autoridades de Combayo, el alcalde de Cajamarca Emilio Horna, representantes de la sociedad civil y directivos de la empresa Yanacocha.
La titular del Interior Pilar Mazzetti informó que unos 300 efectivos de la Policía Nacional van a resguardar la Mesa de Diálogo, de los cuales 190 pertenecen a la Dirección de Operaciones Especiales, cuyo rol será de prevención.


Panorama incierto de la bocatoma del canal Azufre Atunconga en el cual se detectó en julio del 2005, arsénico más allá de los límites permisibles.









Zona de impacto de la actividad minera de Yanacocha.










La población pide ayuda al gobierno para frenar la contaminación.






No todo lo que brilla... Elocuentes estragos de la minería en Combayo.





Diario La República - Lima 03/09/2006 007dmuhbwh.pdf