En Cajabamba miles realizan actividad minera en condiciones precarias
Cerro Algamarca alberga a personas que no cuentan con los servicios básicos. Pobladores del valle de Condebamba dicen que expulsarán a informales
Por Wilfredo Sandoval, enviado especial Cajamarca.
La fiebre del oro ha convulsionado seis localidades del distrito de Cachachi, provincia de Cajabamba. Cientos de personas, sin conocimientos de minería, con picos, cinceles y combas ingresan a las entrañas del cerro Algamarca, para explotar, de manera informal, vetas de oro y plata.
Los hermanos Oswaldo y César Cruzado Briceño, del centro poblado Araqueda, aún no creen la magnitud alcanzada por la explotación minera en esa zona. Ellos empezaron el 20 de febrero del 2006 cuando con seis familias más tomaron posesión de las faldas del cerro Algamarca. Inicialmente cada familia obtenía hasta 40 gramos de oro cada tres semanas, pero la llegada de más extractores redujo la cifra. Hoy, en la cumbre del cerro Algamarca, unas cuatro mil personas se dedican a la explotación minera.
RIESGOS
Pero todas estas personas se encuentran en completo estado de hacinamiento y sin servicios básicos. Han convertido la cima de la mole de piedra en un gigantesco campamento que podría traer graves consecuencias sobre las treinta mil hectáreas del ubérrimo valle de Condebamba, ubicado en la parte baja de la cordillera.
Debido a su forma piramidal, el cerro se ha convertido en una especie de fortaleza para los mineros informales. Para avanzar hasta los puntos de extracción es necesario transitar más de una hora por empinados caminos de herradura que conducen hasta las pozas artesanales, donde se mezcla con agua y cianuro el mineral previamente triturado por los peones.
Al llegar a lo más alto de Algamarca, lo primero que uno observa son algunos adolescentes con los rostros manchados por el polvo. Cual topos humanos salen de las perforaciones -dos metros de profundidad y medio metro de diámetro- para tomar un poco de aire puro y luego continuar con su labor. También hay decenas de mujeres con sus atuendos típicos triturando el material extraído que luego es depositado en pozas de diferentes dimensiones que sirven para iniciar el proceso, el cual días después culminará en pepitas de oro o plata. Por lo extenuante del trabajo -se realiza a más de 2.5000 metros sobre el nivel del mar-, el mediodía es la hora obligada para degustar las únicas alternativas del menú: atún, tallarines con papas y cuy guisado.
Nadie puede darse el lujo de descansar más de lo necesario. El tiempo es oro. Las personas llegan hasta lo más alto con bolsas de cianuro y otros insumos químicos sobre los hombros.
Lo más preocupante, es la ausencia algún tipo de control de las autoridades. Cada minero artesanal cuida sus intereses para recuperar su inversión. Se estima que para instalar una poza se invierte unos 3.700 soles.
Las repercusiones han sido inmediatas. Los primeros en lanzar el grito al cielo han sido los 27.000 habitantes del valle de Condebamba, considerado un corredor económico y ecológico de singular importancia, por ser el corazón agrícola y ganadero de Cajabamba, donde se produce una gama de alimentos que abastecen los mercados de Cajamarca, Lambayeque, La Libertad. Lima y otras ciudades.
Sus líderes han otorgado un mes de plazo al Gobierno para que expulse a los mineros artesanales, de lo contrario la población advierte que actuará, con consecuencias imprevisibles. Ante este anuncio, el Gobierno envió a un grupo de funcionarios en busca de alguna solución. En tanto, la extracción de oro no se detiene y la tensión aumenta, pues en la mente de los mineros ilegales solo prevalece la idea de que todo lo que brilla es oro.
LAS CIFRAS
80 personas, según la policía, serían propietarios de las pozas, el resto sería peones que perciben entre 15 y 25 soles, según la actividad que realizan.
2 puntos de venta de cianuro existen en la zona. Uno en Cajabamba y el otro en el mismo cerro Algamarca.
30 personas han sido detenidas últimamente por portar insumos químicos utilizados en la minería artesanal.
Diario El Comercio-Lima 20/01/2007
Frente a frente
"Si en un mes el Gobierno no los saca, nosotros mismos lo haremos"
WALTER MARQUINA, RONDAS CAMPESINAS DE CHUQUIBAMBA
Según los informes técnicos, ¿cuáles son los daños ocasionados por la minería artesanal?
Es muy grave lo que está ocurriendo en la zona porque ha afectado el 40% del agua de los principales ríos, como son Condebamba, Shahuindo, que son los que bajan de las partes altas y permiten que exista agricultura en esta hermosa campiña cajamarquina.
¿Qué medidas llevarán a cabo para solucionar el problema?
En una reciente reunión con un representante de la Presidencia del Consejo de Ministros, hemos decidido otorgar al Gobierno un mes de plazo para que expulse a los mineros artesanales. En caso contrario iremos al cerro y nosotros mismos acabaremos con esa dañina actividad. Los pobladores de Chuquibamba están enardecidos y en cualquier momento podría generarse un enfrentamiento.
¿No cree que es una medida muy radical?
Debemos aclarar que no estamos en contra de la minería. Pero creemos que debe haber una minería responsable y en lugares aptos, que no afecten la agricultura. Asimismo, estamos cansados de recibir relaves procedentes de las zonas altas de Huamachuco, La Libertad. "No abandonaremos esta actividad minera porque hemos invertido en ella"
NAUN BRICEÑO, PRESIDENTE DE LA JUNTA DE MINEROS ARTESANOS
¿Han medido ustedes las consecuencias de la minería que realizan en la zona?
Somos conscientes de que existe una contaminación, pero esta no se da a gran escala como lo producen las grandes empresas. Creo que esto es posible controlar, porque no es de gran magnitud.
¿Están dispuestos a abandonar el yacimiento de Algamarca?
No dejaremos la zona porque hemos invertido en la extracción e instalación de pozas. Por el contrario, pedimos al Gobierno que no nos quite el pan de nuestros hijos, sino que nos brinde facilidades para iniciar un proceso de formalización y así cumplir con las leyes.
¿Qué permisos tienen para la explotación del yacimiento de Algamarca?
Los permisos no existen, no hemos podido conseguirlos pese a que en repetidas oportunidades los hemos gestionado. Siempre nos ponen trabas. Lo que queremos es formalizarnos y pagar impuestos.
Los comuneros han anunciado que ellos mismos los desalojarán.
No nos enfrentaremos a nuestros hermanos. Estamos dispuestos a dialogar.
Diario El Comercio-Lima 20/01/2007