EL VALOR DEL TRABAJO Y
Javier Barreda Jara
Es saludable que el artículo del presidente Alan García (El Comercio, 28 de octubre del 2007) haya traído variados comentarios. Desde analistas que han destacado lo referido a la necesidad de la gran inversión para dar valor al potencial recurso humano y natural que tenemos; hasta la “izquierda del siglo XIX” que critica que Alan García apueste por la gran inversión en ámbitos, y hay que ser muy hortelano para no admitirlo, donde la pequeña posesión (parcelada y desarticulada y en otros casos informal como en la minería) no ha generado el impulso productivo y competitivo de creación de riqueza, sustancial para luego distribuir socialmente. El mismo Haya de
La gran inversión no es incompatible con la equidad y bienestar en las sociedades democráticas y prósperas, que son paradigmas sociales a muchos analistas nativos de la ideología hortelana. Para los abanderados de esta ideología, esa inversión es la causa de todos los males ambientales y sociales acá. Sin embargo, los críticos no señalan (o no han leído bien) que en el mismo artículo, Alan García se hace referencia a que depende del Estado (no del libre mercado) “la exigencia tecnológica a las empresas mineras y en negociar mayor participación económica y laboral para los departamentos donde estén las minas”.
Otro tema no destacado es lo referido a los derechos básicos de millones de trabajadores de la informalidad. Alan García propone incorporar a la economía y la legalidad (formalizar) a los más de siete millones trabajadores de la microempresa (unidades de
A estos millones de peruanos los ignoran los más mediáticos voceros sindicales y plantean demandas distribucionistas, adecuadas en algunos casos, pero insuficientes para generar mayor productividad e incorporar, integrar y generar valor en millones de desempleados, subempleados y pobres del país. Pero desde otra vereda, algunos plantean revoluciones legislativas barnizadas de “nuevo emprendurismo” que ignoran esta realidad laboral y empresarial de peruanos que sostienen socialmente al país. Una propuesta de acceso progresivo a derechos laborales, sociales y empresariales es una alternativa no sólo de reconocimiento a estos sectores emergentes, populares y migrantes que hacen mercado, conviviendo con la gran inversión, sino además es un desafío a cumplir para preparar al Perú internamente ante los desafíos que nos demanda la economía global.
Diario El Correo - Lima 14/11/2007