9 de abril de 2008

LA PEDRADA VIENE DEL SUR



César Lévano



La pedrea que sufrió la comitiva de Alan García en Juliaca, Puno, el lunes, tiene peso político y trayectoria histórica. Nos recuerda que el sur, sobre todo el sur andino, ha sido adverso al ­aprismo desde los años 30 del siglo pasado.

Ello tiene una explicación que sociólogos extranjeros y el propio Haya de la Torre han expuesto. El aprismo es fundamentalmente urbano, costeño y norteño. Además, la intelectualidad aprista sureña estuvo en buena parte vinculada al gamonalismo, a los latifundistas de horca y cuchillo.

Viceversa, la vanguardia andina, opuesta al APRA y vinculada a José Carlos Mariátegui, se colocó desde los años 20 del siglo XX al lado del indio, del campesino. Militó heroicamente en la línea de fuego de la lucha antifeudal.

Así nació el Cusco Rojo, y surgieron los movimientos campesinos en Puno, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica.

Cuando el aprismo recobró su legalidad, en 1945, uno de los primeros viajes de Haya de la Torre al interior del país fue a Cusco. Allí lo recibió una manifestación adversa, y hubo hasta un campesino muerto, Santos Huallpa. Haya, enojado, calificó a los comunistas cusqueños de “huiratacas”, es decir, sebosos.

El fundador del APRA había estado en Cusco en 1918, como secretario del prefecto, el coronel César González, su pariente. Este militar había dirigido en 1912 la matanza de obreros en Chicama, la hacienda azucarera.

¿Pesó ese antecedente en la actitud adversa al APRA en un sector intelectual y político del Cusco?

Lo cierto es que la animadversión es antigua, y mutua.

Alan García tiene en ese sentido una carga interior. En las últimas elecciones esto salió a relucir, o deslucir. En su discurso de cierre de campaña en la segunda vuelta, el 1 de junio del 2006, se puso de manifiesto.

En la perorata, publicada íntegra en la revista Gobernabilidad de la Escuela de Gobierno de la Universidad de San Martín de Porres, Año 1, número 2, 2006, se lee:

“La primera vuelta ha dividido el país en tres sectores que parecen incompatibles. Allá en el sur tenemos una enorme población que, por la dificultad de su geografía y su altitud, no ha tenido la posibilidad de nuestro Norte, de desarrollarse para la exportación, para la pesquería, para el algodón y el azúcar…

“El Sur puede alzarse al desarrollo, el Sur puede superar el ­enorme desnivel que tiene con el Norte y con Lima. Y así vamos a evitar esas formas políticas a veces irracionales y furiosas.”

El APRA es ahora un partido que piensa irracional y furiosamente en favor de la gran minería y los magnates de la banca, y cuyo jefe podría decir, parodiando a Abraham Valdelomar: “el Perú es Lima, Lima es el Palacio de Gobierno, y el Palacio de Gobierno es el Salón Dorado (donde me reúno con los dueños del país). Por lo tanto, el Perú es el Salón Dorado de Palacio”.

Diario La Primera – Lima 09/04/2008