13 de diciembre de 2006

Los nuevos dueños de la tierra
EL DRAMA DE NICOLÁS CRUZADO • Era un campesino afortunado hasta que llegó Yanacocha y le ofreció 100 soles por cada una de sus 320 hectáreas. Ahora la minera extrae toneladas de oro de las tierras por las que pagó una suma irrisoria a este comunero analfabeto.
Wilson Castro. Cajamarca.
Enviado especial.

“A mi papá lo engañaron. Aprovechándose que no sabía leer ni escribir, unos gringos le ofrecieron 100 soles por cada hectárea de sus tierras en Cinco Lagunas”, recuerda Edita Cruzada Llanos, hija de Nicolás Cruzado, uno de los primeros agricultores que vendió sus tierras a la minera Yanacocha.
“Se aprovecharon de que es analfabeto (Nicolás Cruzado tiene apenas primer año de primaria) para sorprenderlo y ofrecerle dicha suma. Eso es una maldad”, afirma Edita. Se trata de las 320 primeras hectáreas que pasaron a manos de Yanacocha y que inmediatamente fueron destinadas a la explotación minera en una zona que antes se caracterizaba por ser una verdadera reserva natural, con agua cristalina, aire puro y tierra fértil.
Ahora todos son recuerdos. Según versión de los campesinos de la zona, Yanacocha paga hasta 6,000 dólares por hectárea en zonas donde existen altas posibilidades de encontrar oro bajo tierra.
Don Nicolás ha iniciado una batalla judicial –apoyado por el padre del centro poblado de Combayo, Efraín Castillo, para lograr que Yanacocha les pague lo justo por las 3,200 hectáreas que le vendió. Nicolás ha tenido que vender otros terrenos y también sus últimas cabezas de ganado a fin solventar los gastos judiciales. Han transcurrido varios años y Yanacocha no ha reconocido que el monto que pagó a Nicolás Cruzado es irrisorio.
Solo le hace ofrecimientos y firma actas de compromiso que nunca se cumplen. “En una oportunidad, directivos de Yanacocha le tomaron una foto a mi padre con un cheque por una buena suma de dinero (no recuerda el monto), pero esa plata nunca se la dieron”. Don Arnulfo
Fuentes Llanos, presidente del canal El Azufre, situado en el sector El Triunfo, recuerda con mucha nostalgia cuando las tierras de esta zona estaban cubiertas de cultivos y pastos, y había gran producción lechera. A don Arnulfo lo ubicamos en Combayo, caminando en medio de la lluvia y el estruendo de los truenos. Se dirigía a El Triunfo donde vive junto a su esposa y cuatro hijos. Cuenta que el agua de la lluvia arrastra relaves que contienen plomo, hierro, mercurio y aluminio, metales que contaminan el canal. Desde este canal se reparte el agua para el consumo humano, el uso agrícola y la alimentación del ganado. Lógicamente las consecuencias son más que nefastas.

La voz dolida de los campesinos
Para abastecerse de agua los comuneros recurren a los manantiales. Tienen agua potable, pero en cantidades menores y sufren escasez del líquido elemento.
Anteriormente sembraban papa, oca, quinua, habas y cebada. Ahora se ven en la necesidad de comprar esos productos. A ello se debe agregar que el pasto es tan pequeño que no sirve para alimentar al ganado. Con ello también se fue por los suelos la producción lechera. En Combayo los pobladores aseguran que no se oponen a la actividad minera sino al abuso de Yanacocha y a la falta de apoyo económico para las obras de agua potable y desagüe que realizan. “Hemos pedido a la minera que nos apoye con la construcción de canales o el entubado para conducir el agua a nuestro pueblo y así superar la escasez. Nosotros tranquilamente nos encargaríamos de controlar tanto la cantidad y calidad del agua”, afirma. “Hoy estamos en la más absoluta pobreza”.
Domiciano Costa Julia, poblador de Bellavista Alta, cuestiona las promesas incumplidas de Yanacocha. “En mi comunidad nos ofrecieron mejorar la infraestructura de la escuela que estaba en malas condiciones. Nos hicieron derrumbar techos y paredes, sin embargo desde hace seis meses nos tienen meciendo con que pronto harán realidad la construcción de aulas y servicios higiénicos”. También indica que les prometieron instalar tubos para superar la escasez de agua y posibilitar el riego por aspersión de sus cultivos. Eso tampoco se ha cumplido.


Nicolás Cruzado señala lo que fueron sus tierras.











El mismo Nicolás, en un paraje similar al que vendió a la mina. Ahora vive en la mayor precariedad.







Dossier-Diario La República-Lima