22 de noviembre de 2007

SALUD QUE MATA.

CLÍNICAS, HOSPITALES Y CONTAMINACIÓN EN CAJAMARCA.


P. Marco Arana Zegarra


El 19 de noviembre pasado, el intendente de la Superintendencia de las Empresas Prestadoras de Salud, dio a conocer que el 75% de las clínicas, negocios particulares de salud, no están registradas en la Intendencia por lo que “no se puede verificar si cumplen con el número de especialistas requeridos o si tienen médicos actualizados” y sugería la creación de un órgano técnico competente en el MINSA para que garantice que las clínicas “reúnan condiciones mínimas” para brindar buena atención a sus clientes.

Ocurre que el caos impuesto por la política económica neoliberal alcanzó también el ámbito de la salud que se ha vuelto un jugoso negocio privado. el DS Nº 013-2006 permite que solo sean los municipios los que puedan dar licencia de apertura a las clínicas sin tener que contar con la autorización de la Dirección Regional de Salud de la Zona. Dicen los neoliberales: “Abrir una clínica es un negocio y como tal debe ser promovido: habrá competencia, habrá trabajo, se ampliará la cobertura de salud” (por supuesto que solo entre usuarios que puedan pagar y elegir entre una y otra). La supervisión de la calidad del servicio aparecería como la violación del derecho al trabajo y la libertad empresarial, puesto que “las empresas se autorregulan y son socialmente responsables. La prueba en Cajamarca es la Minera Yanacocha”.

Nada más inseguro para los que pueden acudir a las clínicas privadas que no están inscritas y que no son supervisadas por la autoridad de salud (¿cuántas de las clínicas cajamarquinas están inscritas ante la superintendencia?).

Pero allí no termina la gravedad del problema. Siendo el principal problema el de garantizar la calidad del servicio, lo cierto es que las clínicas tienen también que asumir su parte en el cuidado de la salud ambiental, y aquí encontramos un lado siniestro: Son productoras de uno de los mayores focos infecciosos de toda ciudad. Tejidos orgánicos en descomposición, sustancias químicas, desechos de instrumentos descartables utilizados en enfermedades infecciosas, aguas servidas y toda clase de sólidos altamente contaminantes no están recibiendo manejo adecuado y son botados a los desagües y el basurero de la ciudad el que se halla colapsado desde hace varios años por la desidia de las autoridades municipales hasta ahora incapaces de resolver los problemas relacionados con este grave problema (incendio reciente del botadero incluido).

Las clínicas lucran y las poblaciones son expuestas a cocteles químicos contaminantes mientras que las municipalidades cargan con las externalidades (costos que las empresas traspasan sobre terceros) ¿Hará la autoridad municipal una evaluación del impacto ambiental de las clínicas y les pasará la factura o ello terminará arreglándose con contraprestación de servicios particulares? El alcalde La Torre podría dar señales de su autoridad y honestidad y lo felicitaríamos.

Lo que está ocurriendo en la primera región productora de oro que es Cajamarca con el manejo de los residuos hospitalarios y de las clínicas sencillamente es terrible. El único horno de incineración del Hospital Regional colapsó hace varios años y no hay olla autoclave para el tratamiento de los desechos orgánicos. A pesar de todo, por un extraño convenio entre el Director del Hospital Regional y Minera Yanacocha (que estaba en vigencia hace algunos años), la minera enviaba sus desechos de su puesto de salud para incinerarlos, hasta que algunos médicos se pronunciaron y el sindicato del MINSA denunció tal aberración. Claro, el entonces director del hospital trabajaba “en sus horas libres” para la minera. Luego de la denuncia, la minera se vio obligada a llevar sus desechos a Trujillo y así lo hace desde hace tres años. Mientras tanto, el hospital de Cajamarca sigue siendo uno de los principales focos de la contaminación urbana de esa moderna ciudad minera que describe De Althaus en su libro “La Democracia Capitalista”. Ciudad que como signo de su modernidad también se ha llenado de clínicas de salud, la mayoría de las cuales han sido creadas para atender a los mineros y a sola firma de alcalde “promotor de la inversión”. Los comerciantes de la salud sí que matan… lentamente.

El Dr. Marroquín, recientemente repuesto en el cargo de Director Regional de Salud, tiene un gran desafío que cumplir, seguramente lo hará, no dudemos en brindarle el apoyo ciudadano que haga falta. ¿Seguirán las demás autoridades embobadas ante el “desarrollo” que nos trajo la minera y soñando con sus mega proyectos, que de permitirlo los cajamarquinos, terminarán destruyendo aún más nuestro hermoso valle? Sin valle, con cabeceras de cuencas destruidas por la minería, sin sistemas eficientes de manejo de desechos sólidos urbanos, sin mayor educación y ciudadanía ambiental, con hospital y clínicas arrojando cocteles químicos Cajamarca puede perecer. ¡Salvemos Cajamarca! ¡Regulación a la expansión minera ahora! ¡Alto a la destrucción urbanística del valle! ¡Construcción y funcionamiento inmediato de las pozas de oxidación y relleno sanitario! ¡Más educación ambiental! ¡Internalización de los costos ambientales de las clínicas privadas! ¡Incinerador y olla autoclave para el hospital ahora!


EPÍLOGO


Como puede verse en el siguiente cuadro, el crecimiento de las denominadas enfermedades ambientales en Cajamarca es exponencial. Al respecto, la Dirección Regional de Salud debiera hacer un informe público con información actualizada y explicando las razones de una realidad que es de interés público. Las cifras de la evolución del cáncer, por tipos, grupos de edad a los que más ataca, niveles de pobreza e índices de mortalidad también es de sumo interés para orientar la toma de decisiones de política ambiental y de política de salud ambiental que las autoridades debieran adoptar.


EVOLUCION DE LAS ENFERMEDADES AMBIENTALES EN CAJAMARCA.

Años 1996-2001



Año

Total dermatitis

Total respiratorias

Conjuntivitis

Total

1996

1997

1998

1999

2000

2001

802

1 527

1 589

1 695

1 600

2 309

962

1 414

2 399

3 479

3 185

3 411

11

22

95

112

221

310

1 775

2 963

4 083

5 286

5 006

6 030
















Fuente: Departamento de Archivo y Estadística Hospital Regional.
Ministerio de Salud, Perú 2001