9 de diciembre de 2007

“EL COMÚN DENOMINADOR DEL DESARROLLO ES LA ECONOMÍA DE MERCADO”


ENTREVISTA A XAVIER SALA-I-MARTIN


Mario Camoirano


Xavier Sala-i-Martin es un destacado profesor de economía de la Universidad de Columbia e investigador del Foro Económico Mundial (FEM). Fue el conferencista principal del reciente CADE 2007, tribuna desde la cual nos recordó a todos, sector privado y gobierno, lo mucho que falta por hacer para salir de la pobreza.

Correo: Los peruanos estamos convencidos de que ya hemos encontrado la ruta al desarrollo y nada nos detendrá, pero en su conferencia un poco que pretende bajarnos de la nube

Xavier Sala-i-Martin: Ustedes vienen creciendo casi ininterrumpidamente desde 1992, pero sólo han logrado recuperar el nivel de renta de 1970, por lo tanto, no hay motivos para ser excesivamente optimista. Si estuvieran en un proceso de take off como Irlanda o China la renta relativa se habría disparado, pero la de Perú se encuentra en un 60% por debajo del promedio mundial. Cuando uno se fija en las variables que determinan las tasas de crecimiento potencial de los 131 países que analizamos en el Foro Económico Mundial (FEM), el Perú siempre está entre los treinta últimos, en casi todos los factores importantes.


C: ¿En qué destacamos y en qué estamos reprobados?


XS: Dentro de las ciento cincuenta cosas que se evalúan destacan la estabilidad macroeconómica, que me imagino tiene su origen en la hiperinflación de los ochenta que ha vacunado a vuestros políticos contra el excesivo gasto y las alegrías presupuestarias, seguido de la competitividad del sistema financiero y el grado de apertura a la inversión extranjera. En el lado negativo, lo peor de todo es la falta de confianza en los políticos, el exceso regulatorio que es la principal causa de la informalidad, la falta de imparcialidad del Poder Judicial y la carencia de infraestructura.


C: ¿La educación no es también una variable importante en su análisis?


XS: ¡Hombre, perdón, se me olvidaba! El sistema educativo peruano no parece formar a los estudiantes con las habilidades y competencias que requiere el sector empresarial y tampoco prepara para la innovación. Va a llegar un momento, espero que no muy lejano, en que deberán dejar de depender de los recursos primarios y tendrán que hacer cosas nuevas, incluso en minería o agricultura, pero para eso se necesita gente que piense y parece que la capacidad crítica de los estudiantes es muy limitada.


C: Lo que algunos asistentes al CADE esperaban, además del análisis, eran soluciones...


XS: Las soluciones tienen que ser propias. El grado de desigualdad en Perú es enorme, por lo tanto, cualquier receta que en otros países ha resultado exitosa, aquí puede colapsar y terminar siendo el caldo de cultivo de movimientos populistas que paren todo el progreso que se requiera.


C: ¿Quién tiene que ser el solucionador. El Estado, vía mayores impuestos, o el sector privado?.


XS: No creo que el debate vaya por ese lado. Muchas de las reformas no cuestan dinero. Eliminar las trabas burocráticas no requiere aumentar impuestos y, por el contrario, terminaría aumentando la recaudación. El tema educativo también es otro ejemplo…


C: Perdón, arreglar aulas, comprar computadoras y libros, mejorar el sueldo de los maestros, sí que implica mucho dinero.


XS: Lo más importante en cualquier sistema educativo es el esfuerzo de los estudiantes, aquí o en Nueva York. Miles de millones de dólares de ayuda en programas del Banco Mundial se han desperdiciado por no tomar en cuenta ese factor.


C: ¿Y qué determina el incentivo para ese esfuerzo?


XS: Lo que pasa en el mercado laboral. Cuando, después de invertir cinco, siete o doce años estudiando, te enfrentas a una tasa de desocupación de 30%, o te ofrecen un salario no muy diferente de quienes no han pasado por el sistema, se pierde todo incentivo. Cuando evaluamos el mercado laboral peruano, una de las variables en donde están lejos de ser una estrella es la meritocracia. Aquí el que más vale no es el que más cobra sino el que más conexiones tiene. La consecuencia es que la gente menos productiva es la que obtiene un trabajo y esto va sumando y resintiendo la competitividad del país.


C: Usted es autor de varios libros, entre ellos Economía liberal para no liberales. ¿Cuál sería su mensaje para los críticos del neoliberalismo, tan abundantes en Latinoamérica?


XS: Primero, que ese término de neoliberal, con su connotación peyorativa, no lo entiendo ni lo acepto, salvo que pueda ser utilizado como antónimo de paleomarxista. Veinte años de investigación me han enseñado dos cosas. Primero, que todos los países que se desarrollan tienen en común, sin excepción, una economía de mercado y una apertura al comercio, el capital, el libre movimiento de trabajadores y la tecnología. La segunda, que desde Washington no te pueden dictar las soluciones, entre otras cosas, porque ni ellos ni nadie las conoce.

Diario El Correo – Lima 09/12/2007