17 de mayo de 2011

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y UNA PELÍCULA QUE YA VIMOS, COMENTA JOSÉ DE ECHAVE


Han pasado más de diez años pero los hechos se repiten como si nada hubiese pasado. Cabe preguntar qué es lo que ha pasado realmente entre la campaña electoral del 2000 y la actual, por ejemplo, en cuanto al rol de los medios de comunicación.

En principio la respuesta lógica debería ser que las cosas han cambiado drásticamente a lo largo de diez años de vida democrática y que entre otras cosas los medios (propietarios y periodistas) que se vendieron a la dictadura y a la corrupción, se han saneado completamente y han dado vuelta definitiva a las peores páginas de la historia de la prensa del país. Sin embargo, los datos de la realidad muestran otra cosa. Al prender todos los canales de televisión y las principales radios de presencia nacional, el resultado es contundente: parcialidad total o en el mejor de los casos inequidad absoluta.

Nicolás Lúcar, Mónica Delta, están allí como si nada hubiese pasado y haciendo lo mismo que en la campaña del 2000, siguiendo seguramente una pauta previamente establecida: entrevistas incómodas y hasta verdaderas celadas para el candidato considerado como una amenaza y el mejor trato posible para la candidata amiga. Trato irrespetuoso y hasta cínico contra el primero y mano de seda para la segunda. A ellos se ha sumando Aldo Mariátegui, que se ha ganado a pulso un lugar de barra brava en ese tipo de prensa.

En ningún otro país ocurriría lo que hace Jaime Bayli todos los domingos desde el canal más importante del país: demoler una candidatura sin posibilidad de réplica. ¿Quién lo financia? ¿Por qué no se hace público quién le paga? ¿Por qué ningún canal de televisión ha aceptado que por ejemplo César Hildebrandt tenga un espacio similar? ¿Por qué el candidato PPK tenía programa propio en la principal radio del país en plena campaña? ¿Por qué no se permite que otros periodistas tengan la misma oportunidad? ¿Por qué solo tenemos que escuchar y ver a Rosa María Palacios, Jaime de Althaus, Mónica Delta, Aldo Mariátegui, Federico Salazar, Raúl Vargas, etc.? Nadie dice que no deben estar pero cabe preguntarse por qué otros periodistas no pueden tener la misma suerte que tienen ellos. ¿Por qué Hildebrandt, Gustavo Gorriti, Santiago Pedraglio o Mirko Lauer, no pueden tener sus respectivos programas o por último alguno de ellos?

Han pasado diez años y lamentablemente en los grandes medios sólo se acepta el pensamiento único y la verdad absoluta de quienes detentan el poder económico en el país. La consigna es que lo demás tiene que ser ignorado o en su defecto maltratado y demolido.

Coordinadora Nacional de Radio-Lima 16.05.2011