27 de junio de 2011

PUNEÑOS ENTIERRAN A SUS MUERTOS Y SUSPENDEN LA HUELGA EN AZÁNGARO


Duelo. Deudos de caídos en protestas sociales claman ayuda. Provincia que fue foco de violencia amaneció con las carreteras desbloqueadas. Pobladores dieron fin a protestas contra las concesiones mineras.

En el fondo, Francisca Huayta Condori sabe que los héroes de las protestas sociales no existen. O tal vez no lo sabe, pero lo intuye. “¿Héroe, héroe? ¿Para qué quiero héroe si después todos se olvidan?”, dice la anciana en el auditorio de la municipalidad distrital de Asillo, en Azángaro. Los restos de su esposo descansan sobre dos caballetes de metal donde cuelga un letrero con la proclama que ahora parece irritarla: “Gregorio Huamán Huamaní, mártir del 24 de junio”.

Es probable que muy pronto se olviden de Gregorio aunque ayer todos lo tenían presente. “¿Gregorio Huamán?”, grita un acomedido poblador. “¡Presente!”, responde una y otra vez el público. La huelga por la descontaminación del río Ramis y contra las concesiones mineras ha sido suspendida en toda la provincia de Azángaro. Es un día de duelo. Las pistas fueron desbloqueadas desde la noche del sábado y hoy un cargador frontal limpia las piedras y tierra que obstaculizaban el tránsito vehicular.

Asillo está situado a 51 kilómetros de la ciudad de Azángaro, capital de la provincia del mismo nombre. Dos de las cinco víctimas del enfrentamiento entre los huelguistas que el último viernes se enfrentaron a la policía por tomar el aeropuerto Manco Cápac son oriundos de aquí. El martes 21 los manifestantes llegaron a Juliaca y tres días después la violencia se desbordó.

Gregorio Huamán era un campesino de 54 años que perdió la vida el Día del Campesino. En Asillo, como en los otros catorce distritos de la provincia de Azángaro, viven de la ganadería, la agricultura y en menor medida del comercio. Sus campos están cubiertos de pastos naturales que sirven de alimento a sus bovinos. Por su territorio cruza el río Ramis, tributario del lago Titicaca, que recibe los relaves de la minería informal en Ananea y La Rinconada.

Es un afluente enfermo. Según el responsable de Ecología y Medio Ambiente de la Dirección Regional de Salud en Puno, Mauro Quispe, sus aguas tienen mercurio, arsénico y cobre. Los pobladores han notado que sus vacunos se enferman cuando beben el agua del río.

Los funerales
En el cementerio de Asillo fueron enterrados los cuerpos de Gregorio Huamán y Raúl Canccapa Huaricallo, luego de una misa de cuerpo presente oficiada por el sacerdote Alfredo Húngaro. Francisca Huayta no solo pidió sanción para los responsables de la muerte de su esposo, sino que clamó ayuda para sus hijos. Tres de sus cinco vástagos son menores de edad. Una de ellos tiene necesidades especiales, ya que cuando tenía 12 años cayó de cabeza y quedó discapacitada.

En Juliaca fueron sepultados los otros tres cuerpos en el campo santo La Capilla. El primero fue de Antonio Campos Huanca, quien fue alcanzado por un proyectil cuando se asomaba por una de las paredes de su casa, para presenciar el enfrentamiento en el aeropuerto.

Más tarde el turno fue de Félix Yrpanoca Turpo, estudiante universitario azangarino. Él, como Petronila Coa Huanca, debía ser sepultado en su provincia, pero una decisión de sus familiares cambió los planes. El duelo en Puno apenas comienza.

La clave
Policías heridos. Los heridos no solo estuvieron del lado de los manifestantes. El comandante de la Policía Nacional, Fredy Enríquez Mansilla, informó ayer que al menos 35 efectivos policiales recibieron atención médica debido a heridas provocadas por las piedras lanzadas por los huelguistas. Diez de ellos pertenecen a la División de Operaciones Especiales (Dinoes) y fueron trasladados a Arequipa, debido a la gravedad de sus lesiones.

Comisaría quedó desamparada
En la ciudad de Azángaro se reiniciaron las actividades, y ayer, día de feria, los comerciantes inundaron las calles. Sin embargo, el temor es haberse quedado a merced de los delincuentes, debido a que el sábado la comisaría del pueblo quedó desamparada. Los efectivos partieron a Juliaca por temor a ser linchados antes de que un grupo de manifestantes quemara la infraestructura.

Por la tarde el tráfico en la ruta al Cusco se rehabilitó y tras retirarse el Ejército que custodiaba con tanquetas el puente Maravillas, en la salida a Juliaca, este quedó bajo protección de la Policía de Carreteras.

Diario La República-Lima 27.06.2011