30 de abril de 2008

A PROPÓSITO DE LA INAGURACION DEL RESERVORIO DEL TAJO SAN JOSE. YANACOCHA – CAJAMARCA


EL día 28 de abril el presidente de la República Alan García vino a Cajamarca a inaugurar una obra hecha por la empresa Minera Yanacocha para mitigar sus impactos ambientales generados sobre el agua. EL revuelo armado en Cajamarca fue grande, no sólo porque se trataba del mismo presidente y por lo tanto había que homenajearlo y protegerlo sino también porque un grupo de manifestantes del sector de Huambocancha bloquearon la carretera como símbolo de protesta por la afectación de la actividad minera sobre su agua.


Pero lo que la prensa no dijo y mucho menos presidente García lo dijo en su airoso discurso, es que el famoso reservorio construido en el tajo San José no es una obra social sino más bien constituye una obra de mitigación no prevista en los estudios de impacto ambiental al inicio de las operaciones, y la falta de previsión de estas obras de mitigación (como también fueron las presas del Río Grande y del Río Rejo) sucede porque los EIAs no tienen el mínimo nivel técnico para analizar el impacto real de la actividad sobre el agua y por lo tanto la forma de mitigarlos.


Dotarles de agua para fines agrícolas y ganaderos a las comunidades Quishuar, Aliso Colorado, La Shacsha y Yanamarca no es un compromiso social de la empresa minera como así lo dijo el Sr. Carlos Santa Cruz (Vicepresidente de la Newmont para América Latina)el día 28, por el contrario es más bien una obligación que la empresa Yanacocha tiene por haber desaparecido las fuentes naturales que antes abastecían de agua, en forma natural, a estas comunidades (sin un costo tan elevado) y el Tajo San José, hecho hoy reservorio, es la salida técnica que la empresa ha encontrado (Recordemos que en un primer momento Yanacocha había planteado la obra: Construcción y Operación de la Presa Laguna Compuerta I y Tubería de Conducción de Agua para desviar las aguas de esta laguna ubicada en la cuenca del Jequetepeque hacia la cuenca del Cajamarquino y dotar de agua a estas comunidades, pero en esa ocasión la población de la cuenca del Jequetepeque se opuso).


Indudablemente, Yanacocha tiene la obligación de dotar de agua a los lugares impactados por su operación, el reservorio del tajo San José podría ser una salida viable, sin embargo hay algunas preguntas que la población se hace y que no han sido contestadas ni por la empresa, ni por Alan García ni por las autoridades locales, y son: ¿cuánto es el costo promedio del metro cúbico de agua del tajo San José puesto en el canal de riego?, sabiendo que esta “agua de exceso”, contaminada, bombeada y conducida al reservorio y posteriormente a los canales, ha sido previamente tratada en las zonas de operaciones de Pampa Larga y Yanacocha Norte, ¿podrá un usuario común de los canales pagar el costo de tratamiento y conducción cuando la mina ya no esté?, ¿ cuál es la vida útil del reservorio, luego qué?, ¿Quién fiscalizará la calidad del agua, se ha planificado un programa de monitoreo confiable con recursos asignados? etc. Estas son algunas de las preguntas que están en el aire y que colocan como necesidad que el gobierno , las universidades (particularmente la Universidad Nacional de Cajamarca y la Escuela de Ingeniería Civil), la sociedad civil y otros actores, no sólo estén presente en la inauguración sino que se mantengan pendientes y vigilantes del correcto funcionamiento de este reservorio, además de evaluar los impactos ambientales que una obra hidráulica, de la magnitud de este reservorio, ejerce por si misma sobre el medioambiente, no vaya ser que por querer dar solución a un problema se originen otro más.

Patricia Rojas Caro

Cajamarca - Perú